Las lluvias, intensas en algunos sectores de Alto Paraná y moderadas en otros puntos, significan para los agricultores gotas de esperanza, luego de cuantiosas pérdidas por la prolongada sequía de casi cuatro meses.
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”Gracias a Dios fue una lluvia mansa, que dejó húmeda la tierra. El nivel de agua caída es insuficiente para los cauces hídricos, pero favorece en gran medida para el cultivo”, dijo Teodoro Galeano, de la comunidad agrícola El Triunfo de Minga Guazú.
En Minga Guazú cayeron 17 milímetros de agua este sábado, según el puesto de medicación instalado en el aeropuerto Guaraní. Mientras que en el sur de Alto Paraná el nivel de agua caída es menor y al norte fue mayor. Esa misma tendencia se tuvo ayer viernes.
Pueden reiniciar producción
Galeano indicó que a raíz de la sequía y la falta de agua para el riego, alrededor de 60% de los productores expositores dejaron de participar de la feria de Ciudad del Este. Tras estas lluvias, los agricultores tienen en condiciones sus tierras para iniciar el cultivo de los distintos rubros frutohortícolas, cuyo ciclo de producción es en promedio 60 días.
Luego de culminar una campaña sojera con rentabilidad negativa como consecuencia del estiaje, los productores de gran escala se aprestan ahora para la zafriña.
”Estamos aún a tiempo de plantar zafriña. Es lo que plantamos entre enero, febrero y marzo; mayo, fines de mayo cosechamos”, mencionó el ingeniero Rubén Sanabria, presidente de la Coordinadora Agrícola del Paraguay (CAP).
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El técnico recordó que desde octubre pasado no se registran lluvias significativas. “Tenemos mucha esperanza, tenemos mucha fe. Dios quiera que salgamos rápido de esta situación”, acotó.
Pérdidas sin precedentes
La sequía ocasionó estragos en la agricultura en Alto Paraná. En la soja hubo una merma del 70%, sésamo entre 40 a 50%, mandioca se perdió la mitad y en el rubro maíz los pequeños agricultores llegaron a perder 90%, según estimaciones de Sanabria.
El estiaje produjo perjuicios económicos sin precedentes en el agro. Solo en soja el país dejará de recibir cerca de 2.300 millones de dólares. Esto representa un fuerte impacto en la cadena de producción, ya que afecta igualmente a camioneros, bancos, silos, supermercados y otros proveedores, de acuerdo al análisis de Sanabria.