“Creo que ya podemos pedir el estado de emergencia, pues con el envío de agua se debería compensar parcialmente la necesidad, pero después hay que ser conscientes de que si no cambian las condiciones meteorológicas, la situación podría agravarse”, advirtió.
El gobernador lombardo explicó que esta solicitud será conjunta con las otras regiones bañadas por el Po y gravemente afectadas por esta carestía, Piamonte y Emilia Romagna, pero también el Véneto.
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Aunque “no se prevén interrupciones del suministro” de agua, Fontana pidió a los ciudadanos a no desperdiciarlo.
El norte de Italia atraviesa la peor sequía de los últimos 70 años a causa de la falta de nieves y lluvias que han prácticamente vaciado el río en varios puntos y dejado lagos como el Maggiore en “mínimos históricos”, según la Autoridad de la Cuenca del Po (ABDPO).
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Dos grados más
El organismo advierte que la situación generalizada “no permite fáciles optimismos” para los próximos meses, durante el periodo de verano que, por otro lado, todavía ni siquiera ha comenzado.
En este sentido, la ABDPO sostuvo que la temperatura ya está dos grados centígrados por encima de la media.
A todo esto hay que añadir que el delta del Po ha sido “conquistado” por las aguas saladas del mar Adriático, lo que supone otra amenaza para la agricultura.
Pero la sequía no se limita únicamente al norte, sino que se está extendiendo “rápidamente” al centro y al sur del país, según avisó el observatorio de los recursos hidrológicos ANBI.
Caudal reducido
El caudal del principal río de la Toscana, el Arno, que baña su capital, Florencia, se ha reducido en 50.000 litros por segundo respecto a datos de junio de 2020.
Mientras que el Tíber, que pasa por Roma, registra su nivel más bajo en su manantial (35 cm), el menor desde 1996.
