Poco o nada hacia presagiar al Ejército cuando tomó el poder que, casi dos años después, no solo no se habría hecho con el control del país -algunos informes apuntan a que solo domina alrededor de la cuarta parte-, sino que estaría perdiendo terreno en zonas clave.
Los principales responsables de que el Tatmadaw -el Ejército- esté teniendo más dificultades de lo previsto para imponer su mando son las fuerzas para la defensa del pueblo (PDF), formadas tras la asonada bajo el amparo del Gobierno de Unidad Nacional (NUG), que se declara la voz legítima de Birmania desde la semiclandestinidad.
El brazo armado del NUG -constituido a su vez en parte por exmiembros del Legislativo derrocado por los militares-, ha ganado posiciones en el centro de Birmania, "el actual epicentro de la violencia", según fuentes desde el terreno que guardan el anonimato.
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La insurgencia se habría hecho fuerte allí porque, si bien el Ejército lleva décadas combatiendo a guerrillas de minorías étnicas en la periferia (las EAO, organizaciones étnicas armadas), el centro es zona bamar (el grupo étnico mayoritario de Birmania y de los militares) sin presencia del Tatmadaw.
"Ahora el Ejército no solo tiene que luchar contra las minorías, sino contra todo un país", dicen a EFE estas fuentes.
Los rebeldes, mejor equipados
Anthony Davis, experto en seguridad de la consultora Jane’s, especifica a EFE por su parte que donde el Ejército se enfrenta a más dificultades es en zonas en las que “las PDF están apoyadas por las EAO, porque tienden a estar mejor equipadas”.
Además, las PDF, formadas en gran parte por miles de jóvenes -el número es incierto- sin experiencia militar, han aumentado su pericia bélica y mejorado su armamento desde el golpe.
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Las fuentes consultadas destacan su “creatividad” en fabricar armas caseras e incluso sus propios drones, a través de los que lanzan bombas y granadas a objetivos militares, disponiendo cada vez de más rifles y otras armas.
No obstante, las PDF siguen pobremente equipadas y lamentan la falta de ayuda internacional -"les frusta ver cómo Occidente arma a Ucrania y ellos no reciben nada"-, dicen desde el terreno, añadiendo que "varios millones de dólares o unos pocos contenedores (con armas) bastarían para que pudieran acabar con el régimen".
En este sentido, el NUG aplaudió la decisión del Senado estadounidense de respaldar la pasada semana una legislación sobre Birmania que autoriza la ayuda no militar a las fuerzas rebeldes.
Por su parte, la oenegé International Crisis Group (ICG) publicó el martes un informe en el que advierte que los fondos de los rebeldes -que afirma habrían recaudado cientos de millones de dólares- están disminuyendo, e insta a la comunidad internacional a donar “bienes cuando sea posible, pero también dinero”.
El ejército, en crisis
Mientras los rebeldes adolecen de falta de equipamiento y fondos, pero no de efectivos o entrega a la lucha, el Tatmadaw se encuentra en la situación opuesta: no le falta armamento -que recibe de Rusia y China, sobre todo-, pero sí moral y personal.
"El Ejército está bajo presión en todas partes. Tienen un gran problema: están sufriendo bajas y no logran reclutar más hombres", indica Davis, quien calcula que cada día pierden, heridos o muertos en combate, unos 25 soldados.
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"(El Tatmadaw) se enfrenta a una crisis existencial. Nunca han afrontado algo así", enfatiza el experto.
Desde Birmania afirman que, además de la falta de personal, el hecho de tener que luchar contra miembros de su misma etnia -a veces en sus lugares de origen-, ha hecho que el Tatmadaw pierda una gran parte de su razón de ser: combatir a las minorías, minando la moral de las tropas.
Futuro incierto
Un panorama que hace prever "un conflicto largo y doloroso", dicen desde Birmania, que solo podría alterar su curso por acontecimientos como una gran dimisión en las filas del Tatmadaw o una mayor organización y profesionalización de las PDF.
Davis advierte además de que la lucha se puede intensificar en los próximos meses de temporada seca -pues las lluvias hasta ahora la frenaban-, mientras el régimen militar de Min Aung Hlaing prepara unas posibles elecciones para agosto de 2023.
Incapaces de hacerse con el control por la vía militar, los uniformados planean convocar unos comicios para legitimar su mando, pudiendo buscar armisticios con las guerrillas étnicas e incluso acercarse a la Liga Nacional para la Democracia (NLG) de la líder derrocada y encarcelada, Aung San Suu Kyi.
Sería una forma de debilitar al NUG, y por ende a las PDF, pues la Liga de Suu Kyi se ha distanciado de la resistencia por, entre otros asuntos, sus diferencias en cuanto a la lucha armada.
Una apuesta que, sin embargo, no garantiza que los rebeldes, muchos criados y educados en libertad, claudiquen frente a un Ejército al que ya han tomado la medida.
