Entre los animales hallados en 2022, de 98 especies, destacaron las aves marinas, con el 55,7 % de los casos (16.751 individuos), según el Proyecto de Monitoreo de Playas (PMP).
La mayoría fue de pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus), especie muy común en la Patagonia de Argentina y de Chile y que entre junio y noviembre de cada año, especialmente en los meses del invierno austral, migra hacia el litoral brasileño para huir de las temperaturas frías y buscar comida.
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El número de pingüinos de esta especie hallados en las playas de Brasil saltó en un 70 % en el último año, desde 6.758 individuos en 2021 hasta 11.582 en 2022, y prácticamente se duplicó con respecto al de 2020 (5.609).
“No hay una explicación definitiva para ese aumento. Los investigadores hasta ahora se han limitado a registrar los datos para intentar entender más sobre la migración de esta especie y las causas del alto número de individuos que llega debilitado al litoral brasileño”, informó en un comunicado la petrolera estatal Petrobras, responsable por el proyecto.
Animales que llegan muertos como gaviotas y tortugas
Entre las aves también fueron comunes los casos de la especie pardela pichoneta (Puffinus puffinus), con 971 casos; del alcatraz pardo (Sula leucogaster), con 949; y de la gaviota cocinera o gaviota dominicana (Larus dominicanus), con 941.
Las tortugas, en su mayoría encontradas enredadas en redes de pesca, heridas por artefactos de pesca o debilitadas por la ingestión de basura, sumaron 12.005 casos frente a 10.000 en 2021.
La especie más afectada fue la tortuga verde (Chelonia mydas), con 9.568 casos.
En cuanto a los cetáceos, el programa contabilizó 1.224 casos de ballenas o delfines encallados como consecuencia de acciones del hombre, víctimas principalmente de artefactos para la pesca, de agresiones y de colisiones con embarcaciones.
Animales son reintroducidos
El PMP se dedica desde hace diez años a la rehabilitación y reintroducción de animales marinos a la naturaleza, así como al estudio de los cuerpos de los que son hallados sin vida para intentar establecer las causas de su muerte y subsidiar políticas para su conservación, explicó la petrolera.
La red, que vigila unos 3.000 kilómetros de playas en diez estados de Brasil, es el mayor programa de monitoreo de playas en el mundo.
Los animales enfermos o debilitados son atendidos en centros especiales y después reintroducidos a la naturaleza con una etiqueta que permite identificarlos en caso de que regresen.
Los saludables no son interceptados ni contabilizados.