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Un estudio publicado el 28 de marzo de 2016 en la revista Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias, realizada por el profesor de la Facultad de Suelos, Energía y Ciencias Ambientales, Eric Lambin y su equipo de la Universidad de Standford, comprueba que en general las empresas prefieren operar en áreas con una baja gobernanza, es decir con marcos legales débiles. Esta tendencia provoca el desplazamiento de la deforestación entre regiones.
"Los estudios sugieren que se necesitarán al menos 100 millones de hectáreas adicionales de uso agrícola para satisfacer la demanda mundial de alimentos al año 2030, si se toma como referencia las superficies disponibles al 2000", según explicó Lambin.
Existen indicios de que restringir la expansión de materias primas como la soja y la carne vacuna en algunas zonas, puede simplemente resultar en el desplazamiento a otro lugar. Este fenómeno, conocido como “fuga” de deforestación, podría tener importantes implicancias en las políticas públicas, pero hasta la fecha sus procesos y alcance continúan siendo mayormente desconocidos.
Los bosques de Gran Chaco y Chiquitano, que abarcan Brasil, Argentina, Bolivia y Paraguay, posibilitan un experimento natural ideal para el análisis de las causas de las “fugas”. En estas áreas, el uso del suelo se mantuvo, en gran medida, sin regulación hasta mediados de la década del 2000, pero las nuevas reglamentaciones han impactado con notoriedad y en diversas formas.
"Para evitar nuevas fugas en la deforestación, se necesita una mayor armonización en la legislación para la deforestación y en las materias primas en todas las regiones, como también para la ganadería, y promover producciones sustentablemente más intensivas", según resaltó uno de los autores, Yann le Polain de Waroux
Esta última solución se propone ya que las prácticas ganaderas más sustentables podrían transformarse en una mayor productividad y rentabilidad bajo regulaciones más estrictas que, a su vez, podrían reducir el impulso para que las empresas se trasladen a otras regiones. "Si las empresas internacionales y los bancos adoptaran normas armonizadas de sustentabilidad en todos los países donde operan, habría menos probabilidad de fugas deforestación", sostuvo el doctor le Polain.