Ese gesto entrañable que hacen muchos perros antes de dormir —dar vueltas sobre sí mismos— puede parecer un capricho divertido, pero tiene raíces profundas en su historia evolutiva.
Aunque hoy duerman en camas mullidas o sofás de diseño, el instinto que los impulsa a girar antes de echarse proviene de sus antepasados salvajes.
Lea más: De Churchill a Frida: las mascotas que marcaron la vida de grandes figuras históricas
Un ritual ancestral
Los lobos y otros caninos silvestres giraban sobre la hierba o la nieve para formar un pequeño nido donde dormir seguros.

Al aplanar la vegetación, creaban una superficie cómoda y térmicamente aislada. Además, ese movimiento ayudaba a despejar insectos, serpientes o alimañas ocultas, y les permitía olfatear si había amenazas cerca.
Aunque los perros modernos ya no necesiten preparar el terreno, este comportamiento sigue vivo gracias a su fuerte carga genética.
Es una respuesta instintiva que no depende del entorno, sino de millones de años de evolución. Por eso, incluso sobre una alfombra o una cama ortopédica, muchos siguen girando como si estuvieran en la sabana.
Lea más: Perros eco-friendly: las razas que cuidan el planeta con su bajo impacto ambiental
¿Cuántas vueltas dan? Depende
No todos los perros giran igual. Algunos hacen una o dos vueltas, otros dan varias, e incluso hay quienes solo se acomodan una vez.
Esto puede variar por su personalidad, el tipo de superficie, la temperatura o simplemente el nivel de ansiedad o relajación del momento.
Escarbar, otro vestigio evolutivo
Antes de echarse, también es común ver que rascan o escarban con las patas. Este comportamiento, tan típico como simpático, es otro remanente de la vida salvaje: así removían piedras, espinas o nieve, y delimitaban su espacio.
Lea más: Estados de ánimo que se contagian: así influye tu humor en tu mascota
Ver a tu perro girar antes de dormir es más que una escena adorable: es una conexión directa con sus raíces más primitivas. Entenderlo no solo enriquece la relación que tenemos con ellos, sino que también permite apreciar la complejidad de sus instintos.