En un escenario complicado que no permite mayores conmemoraciones, los pueblos originarios del Chaco Central discretamente celebran hoy su día, en una fecha que habitualmente es marcada por coloridos festejos y ollas populares que reúnen a muchas familias.
Para este año no se prevé eventos que propicien aglomeraciones, aunque en el marco de este festejo la Gobernación de Boquerón reparte desde hace días víveres a las comunidades, que desde el año pasado también se complementan con kits de alcohol en gel.
Antecedentes históricos
Según el portal de ASCIM (Asociación de Servicios de Cooperación Indígena–Menonita) con base en Yalve Sanga, el historiador Wilmar Sthal detalla que a fines del siglo XIX el Chaco paraguayo fue hogar solamente de los indígenas. En aquel entonces vivían aquí tres familias lingüísticas con diez grupos tribales, también llamados etnias. La parte central del Chaco paraguayo ocupaban los grupos de los maskoy. Estos se subdividían en: Lengua, Toba, Sanapaná, Angaité y Guaná, todos dialectos de origen lingüístico común.
Descendientes de los guaraní orientales vinieron después de la Guerra del Chaco para asentarse en las cercanías de Mariscal Estigarribia y en la Colonia Fernheim. Desde 1936 vinieron grupos nivaclé periódicamente a la colonia para desempeñarse en la cosecha. Con el tiempo decidieron quedarse a vivir aquí.
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Actualmente, la mano de obra nativa representa un elemento esencial para hacer girar la “rueda económica” del Chaco, siendo los nativos mayormente empleados para labores agrícolas o ganaderas, algo que se ve también afectado en este segundo año de pandemia.
