A 41 años del atentado contra Somoza: “Vestía guayabera o pijama y era feroz tipo”

El exdictador de Nicaragua Anastasio Somoza Debayle fue asesinado en Asunción hace 41 años, un 17 de setiembre de 1980. Una de las personas que estuvieron en su casa esa mañana contó hoy cómo fue el ambiente previo al atentado perpetrado por guerrilleros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Vehículo en el que se desplazaba Somoza.
Vehículo en el que se desplazaba Somoza.

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Hugo Allende, quien era secretario de Estanislao “Taní” Domínguez, un despachante de Aduanas cercano al exdictador Stroessner, conversó este viernes con ABC Cardinal sobre la experiencia que le cupo vivir en la casa donde vivía Anastasio Somoza, asilado desde agosto de 1979.

“Estaban como 20 personas, yo fui por un acto administrativo. Cuando él llegó acá él tenía designado a ‘Taní” Domínguez como su despachante de Aduanas, yo era el secretario del despachante de containers que llegaban desde Panamá”, contó Allende este viernes, al recordarse los 41 años de este atentado que tuvo repercusión internacional.

“Taní Domínguez era presidente del Club Guaraní, era despachante de los grandes, de los Bo, los Saba. Cada semana le llevaba (a Somoza) invoice (facturas) para hacer el despacho, ellos tenían que firmar”, recordó el narrador.

Una de las imágenes que quedaron impregnadas en la memoria de Allende era que Somoza siempre vestía una guayabera o un pijama de dormir. “Era un feroz tipo. Decía repetidamente: ‘¿Eso nomás?’”, precisó.

El secretario de Domínguez desconocía qué era lo que importaban Somoza y su familia desde el exterior. “No sé qué importaba, (el cargamento) llegaba de Oriente Medio, Asia, Europa”, al tiempo de detallar que el automóvil Mercedes Benz en el que iba Somoza ese día le fue obsequiado por su despachante de Aduanas.

“El 280 SEL don Taní le regaló a él y le puso la chapa de Mariano Roque Alonso porque don Taní vivía allí. La parte llamativa, que me llamó la atención mucho después, fue que él asignó a su edecán a Ladislao Alonso Martínez -que luego tuvo una próspera cadena de gasolineras- para acompañarlo en todas sus actividades... No se apartaba de él. Ese fue el único día que a mí me consta que no le acompañó su edecán militar”, dijo.

Allende indicó que el preciso momento en que él estaba ordenando las facturas de los despachos escuchó los disparos y el ruido de los explosivos del atentado. “El que falleció con él (Joseph Beittiner, su asesor financiero) llegó dos días antes. La muerte le agarró en Asunción”, concluyó Allende.

Por su parte, Julio Troche, una de las personas que se encontraban en el sitio del atentado -España y América- y quien logró hacer las 72 fotos que luego trascendieron al mundo, recordó también en charla con ABC Cardinal que el ataque duró cerca de media hora.

Somoza falleció alrededor de las 09:55 a los 55 años, asesinado por cuatro hombres y tres mujeres quienes atacaron a ráfagas de ametralladora el vehículo que lo trasladaba desde su residencia -en España y Cassianoff- rumbo al microcentro capitalino y, posteriormente, lanzaron una granada de bazuca que detonó dentro del rodado.

El grupo se movilizó en al menos dos frentes: una camioneta Chevrolet interceptó el vehículo de Somoza sobre la avenida España, a la altura de la calle América, para iniciar el ataque, mientras otro lo aguardaba en el jardín frontal de una casa que daba a la avenida. Fue este el punto desde el cual se lanzó el explosivo con el que se cerró aquel mortal ataque. Junto a Somoza, igualmente, murieron su asesor financiero, el ítalo-estadounidense Joseph Baittiner, quien lo acompañaba, y su chofer, el nicaragüense César Gallardo.

En una publicación de ABC Color del 17 de setiembre de 2000, año en que se recordaban 20 años del atentado, el historiador Luis Verón rememoró que luego del atentado las fuerzas de seguridad comenzaron una gran “cacería” en busca de los responsables, quienes habrían huido en la misma camioneta con la que interceptaron a Somoza, aunque posteriormente se pasaron a un automóvil del que despojaron a un conductor que transitaba por su ruta de escape.

La búsqueda persistió en los siguientes días y semanas, a manos del ex represor stronista Pastor Coronel, sin lograrse grandes resultados, a excepción de la detención de Hugo Alfredo Irurzún, alias “Capitán Santiago”, quien fue sorprendido en el barrio San Vicente de Asunción y posteriormente falleció debido a torturas a las que fue sometido por la Policía stronista.

La Policía stronista no solo no pudo dar con todos los responsables de aquel atentado, sino que el suceso derivó en la excusa perfecta para otra serie de detenciones arbitrarias, abusos y represiones en el Departamento de Investigación de Delitos.

Uno de los famosos asesinos de Somoza fue el argentino Enrique Gorriarán Merlo, fallecido en 2006. Posteriormente, se conoció que la operación guerrillera del atentado se denominó “Reptil”.

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