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La condena impuesta por el Tribunal de Sentencia de la Circunscripción Judicial de Amambay afecta a Waldomiro Franco, Brígido De los Santos Antúnez y Ronaldo Mareco Mareco, quienes fueron condenados a 25 años de pena privativa de libertad, mientras que Catalino Chamorro González, fue condenado a 28 años de cárcel.
Los mismos fueron hallados culpables del triple homicidio donde resultaron víctimas Albino Romero (padre) y Delfino Romero Barrios (hijo), quienes luego de ser desenterrados fueron reconocidos por familiares mientras que el tercer cuerpo hasta la fecha no ha sido identificado.
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El hecho se conoció recién el 22 de noviembre de ese año por medio de rumores que daban cuenta de que un tal “Morocho” estaría involucrado en el hecho. Pese a la inexistencia de denuncia alguna sobre desaparición de personas, la Policía Nacional comenzó a indagar y procedió a la detención de Brígido de los Santos Antúnez quien dijo tener conocimiento del hecho y sindicó como autores a un tal Waldomiro, un tal Catalino y sus sobrinos.
Tras las pesquisas, la Policía dio con el paradero de Waldomiro Franco y su sobrino Ronaldo Mareco, quienes a su vez acusaron a Brígido de los Santos y a Catalino Chamorro como los autores.
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Cuerpos estaban enterrados en una plantación de marihuana
Finalmente, Waldomiro accedió a acompañar a los intervinientes hasta el lugar donde estaban los cuerpos. Luego de un largo recorrido llegaron a una plantación de marihuana y con ayuda de bomberos procedieron a desenterrar los cadáveres constatando que eran tres occisos, dos de los cuales estaban con los miembros inferiores amputados.
Waldomiro dijo que Catalino fue el que cometió el crimen y los demás lo ayudaron a enterrar los cuerpos, no sin antes cortarles sus miembros inferiores.
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Días después fue detenido Catalino Chamorro, quien terminó confesando el hecho ante la Policía, aunque se abstuvo de declarar en la etapa preparatoria.
Durante la sustanciación del juicio oral, sin embargo, asumió la responsabilidad por los hechos e intentó desvincular a los demás acusados, lo que carecía de sentido, puesto que era imposible que una sola persona maté a tres hombres, corte los cuerpos en pedazos y los entierre sin ayuda alguna.