Los niños disfrutaron de juegos que tuvieron premios sorpresa, mientras que otras personas de distintas edades formaron largas filas para adquirir por G. 5000 un manjar típico y saborearlo. El mbeyú, el pastel mandio, la payaguá mascada y el asadito fueron los preparados más requeridos.
Como todos los años, la fiesta de San Juan de San Miguel convoca a los vecinos del barrio Ciudad Nueva, pero este año tuvo un significado especial ya que recobró su colorido y presencia multitudinaria, luego de dos años de suspensión a causa de la pandemia de covid-19.
Es un claro ejemplo de que su esencia, atractivo y momentos de sorpresa no se han perdido.