La celebración por la llegada del Día de la Virgen de Caacupé tuvo momentos de preocupación debido a la desorganización, el intenso calor y la masiva aglomeración de personas en la explanada de la Basílica. Varios fieles se descompensaron durante la madrugada, en medio de empujones y zonas completamente colapsadas.
Alrededor del santuario, calles bloqueadas y mal gestionadas dificultaron la circulación, complicando especialmente el ingreso de ambulancias y equipos de emergencia que intentaban asistir a las personas desmayadas. Testigos señalaron que el tránsito peatonal se volvió caótico en determinados puntos, donde incluso se registraron avalancha de personas por el estrechamiento de los pasillos de salida.

Otro factor que agravó la situación fue la instalación de sillas en las salidas de la explanada, lo que redujo considerablemente el espacio para el desplazamiento de los peregrinos. Esto generó embotellamientos peligrosos en momentos de mayor afluencia, aumentando el riesgo de empujones y desmayos entre los presentes.
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Desorganización y falta de reacción de la Policía
Además, se notó la ausencia de suficiente personal policial para ordenar el flujo de gente y prevenir incidentes mayores. Con el calor sofocante y la multitud apretada en espacios reducidos, la falta de control generó momentos de tensión que pusieron en riesgo a quienes ya se encontraban descompensados.
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Pese a tratarse de la festividad religiosa más grande del país, la organización se vio superada, dejando escenas de preocupación en una jornada que debía vivirse con fervor, tranquilidad y seguridad.
