Carencia de fuente de trabajo y precariedad sanitaria agobian a poblaciones indígenas en el Alto Paraguay

El 38% de la población de este departamento chaqueño está compuesta por familias indígenas. Los Ayoreos y Maskoy viven en medio de una pobreza extrema. A esta triste realidad se suma la proliferación del consumo de drogas, preferentemente en la población joven. La carencia de fuentes de trabajo es una de las duras realidades, a la que se suma la precariedad sanitaria de los puestos de salud.

Una mujer Ishir llorando la muerte de su hija embarazada, que acudió para tener a su bebe en el Hospital Regional de Fuerte Olimpo.
Una mujer Ishir llorando la muerte de su hija embarazada, que acudió para tener a su bebe en el Hospital Regional de Fuerte Olimpo.abc color

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Los Maskoy se ubican en el distrito de Puerto Casado, mientras que los Ayoreos en la zona de Carmelo Peralta. En ambos lugares existen varias comunidades pertenecientes a estos grupos de pueblos originarios. Son las que más necesidades sufren debido a la falta de trabajo.

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Las mujeres buscan algo de changas ocasionales en las casas de familias latinas, realizando tareas domésticas; otras procuran vender sus productos de artesanía o remedios naturales que logran sacar de los montes, todo para llevar el pan diario a la familia.

Para los hombres, la tarea es más complicada, ya que se carece de fuentes de trabajo, por lo que si no salen al río a pescar, buscan también algunas changas, como ser las limpiezas de terrenos y baldíos, pero esto no se da de forma permanente debido que también en las comunidades latinas se resiente la difícil situación económica.

Los religiosos salesianos, días pasados, lanzaban un comunicado alertando a las autoridades por la delicada situación que están atravesando varias familias de los Maskoy, a lo que se le suma la exclusión de la merienda escolar en las escuelas, alimento que ayudaba a la nutrición de los estudiantes. Al dejarse este beneficio, el almuerzo escolar se convierte en el primer alimento del día que reciben estos escolares.

Ishir o Chamacocos

La situación social del pueblo Ishir es más alentador, ya que varias familias se dedican a la ganadería en pequeña escala. Otros son pescadores profesionales, mientras también están quienes realizan labores de albañilería o son peones de las estancias. En tanto, las mujeres ofertan sus productos de artesanía y las ramas del karanday, que son utilizadas como escobas.

Algunas personas de esta parcialidad se dedican también a la apicultura. Estas oportunidades laborales, que lo realizan con mucho sacrificio, es lo que les posibilita tener una mejor oportunidad de vida, en relación a los otros grupos nativos de la zona.

Los últimos Tomarahos

En el distrito de Fuerte Olimpo también se ubica la comunidad de María Elena, donde viven las ultimas 80 familias de los Tomarahos que existen en nuestro país. Es el grupo nativo con mayores necesidades sociales, sobre todo por la carencia de caminos. Su única salida rápida es por medio del río, pero ante la falta de medios de transporte prácticamente quedan abandonados a su suerte.

La población se localiza a orillas del río, a unos 60 kilómetros del casco urbano de Fuerte Olimpo. En caso de urgencia suelen utilizar pequeños senderos a bordo de motocicletas o simplemente a pie para llegar hasta las estancias vecinas, y desde allí acceder a los caminos para llegar a la población más cercana.

Desde que la lancha Aquidabán suspendió sus viajes hacia el norte, esta y otras poblaciones ribereñas quedaron sin medio de transporte, y la situación se agrava ante un caso de urgencia médica. Desde Fuerte Olimpo se debe enviar una embarcación para transportar al enfermo.

Drogas

Algo común que afecta a todas estas comunidades nativas es el aumento del consumo de drogas, aunque esta realidad afecta a todo el Alto Paraguay. Sin embargo, como siempre, las poblaciones indígenas son las más vulnerables. Es por eso que los encargados de distribuir los estupefacientes se encargan de reclutar a nativos para realizar la venta.

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Todo esto debido al nulo control por parte de las autoridades. En solo tres meses uniformados policiales lograron aprehender a jóvenes indígenas, entre ellos, una mujer como los distribuidores de las drogas, pero no buscan agarrar a los grandes jefes que traen estas sustancias prohibidas al departamento.

Sumado a la triste realidad del consumo de drogas, las comunidades indígenas también son afectadas por la precariedad sanitaria de los hospitales de la zona, a lo que se le suma la cultura de varios de estos pueblos indígenas, que primero confían en los chamanes, y ya en últimos casos acuden a los puestos sanitarios.

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