Cuestionan comunicado de Guyra Paraguay

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FILADELFIA. El equipo de Paraguay Salvaje se distanció expresamente del comunicado de prensa compartido por Guyra Paraguay el sábado pasado, que se expresó a favor de la resolución de la Seam que autoriza la caza de 214.000 teju guasu.

Se trata de la resolución que finalmente la ministra María Cristina Morales decidió cancelar ayer.

Thomas y Sabine Vinke se mostraron muy preocupados por el hecho de que “la más grande ONG del país, Guyra Paraguay, se apartó del camino de la conservación. El documento que firma como nota de prensa muestra errores fundamentales y justifica demasiado eufemísticamente la explotación comercial de los tejúes”, lamentaron.

En cuanto a la habilitación de la “cosecha” de los animales por un periodo de dos meses, señalan que este periodo existe solo en el papel y la misma Seam en el Programa de Manejo 2013-2018 anota en las resoluciones 453/13 y 632/14 que no cuenta con suficientes medios económicos ni humanos para verificar que la cacería no se lleve a cabo si se estableciera otro periodo de actividades.

En relación a la observación de Guyra Paraguay, respecto a que el teju es muy particular y ambas especies desarrollan un comportamiento muy irregular y sus observaciones a campo son muy casuales, un comportamiento propio de muchas especies de la herpetofauna (reptiles y anfibios), los Vinke señalaron que no se habla sobre “otra herpetofauna”, sino sobre el teju guasu (Tupinambisrufescens y T. merianae), y estas especies tienen un comportamiento muy fácil de observar cuando se la conoce.

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En cuanto a la afirmación de Guyra Paraguay de que los cupos para el teju durante casi todos los años fueron de 300.000 piezas de cuero en Paraguay, mientras que en Argentina el cupo es de 1.000.000 piezas de cuero desde hace 20 años, señalaron: “¡Es falso! El cupo de Argentina fue 0 en el año 2006 y en los años 2008-2013. Además, las cantidades de exportación bajaron en los últimos 20 años dramáticamente, lo que significa la reducción significante de las poblaciones o la reducción significante del interés del mercado. Si sea cierto el último, la matanza de los animales sea innecesaria, y si es cierta la primera posibilidad, significa que la cacería no era sustentable en Argentina, cuya superficie y área de ocupación es mucho más grande. Lastimosamente, el cupo de Paraguay de los años 1992-1998 no da cuenta al cambio de hábitat que se observa en los últimos 20 años”.

Cuando Guyra Paraguay dice en su comunicado que el programa implicó la participación principalmente de pobladores pobres rurales, los pueblos indígenas, en donde ellos cazaban al teju y acumulaban los cueros, los Vinke respondieron: “Este nos parece como sarcasmo. En el programa de manejo se explica: 'Finalmente, cabe señalar que los cazadores de teju guasu son, en general, peones de estancia e indígenas que no se dedican a esta actividad de manera profesional, sino que de manera temporal' (Programa de Manejo 2013-2018) como parte de las resoluciones 453/13 y 632/14. Entonces, los cazadores ya tienen trabajo. Peor, varios de ellos pueden perder su trabajo cuando desatienden su tarea en la esperanza de ganar algo adicional contra la voluntad de su empleador y el poseedor de la estancia que no quieren que se cace en su propiedad. Estos conflictos sociales son inevitables. En el caso de los pueblos indígenas, ninguna comunidad regresó un permiso. Como siempre en el caso del tráfico de animales, dependen completamente de la voluntad de los traficantes que actualmente pagan G. 10.000 por cuero, que es el mismo precio como recibieron 20 años atrás”, señalaron.

Sobre la observación de Guyra Paraguay de que la carne no puede ser comercializada, los indígenas la consumían como fuente de proteínas y luego se procedía a la venta del cuero al acopiador y éste a las curtiembres, los representantes de Paraguay Salvaje indicaron que el “pueblo Ayoreo, que es el más pobre pueblo donde además se encuentra la mejor capacidad de cazar animales silvestres rechaza estrictamente el consumo del teju guasu por tabúes de su tradición. Tampoco la carne sirve a la mayoría de los trabajadores rurales, que simplemente tienen una aversión a la carne de tejúes. Especialmente la carne de tejúes grandes (viejos), que es el objetivo de la caza, no parece ser comestible”.

Sobre la medición de los cueros como muestreo para saber si la cosecha era sustentable o no, ya que una baja del promedio del tamaño indica proporcionalmente una sobrecosecha, un sistema desarrollado por el Dr. Lee Fitzgerald, actual profesor titular de "Ciencias Aplicadas de la Biodiversidad" y curador de anfibios y reptiles de la División de Herpetología de la prestigiosa Universidad Texas A&M en los EE.UU., los Vinke contestaron: “Cierto, pero el mismo experto escribió en una publicación del año 2006 (Mieres y Fitzgerald 2006) sobre la misma base de datos que los cueros fueron estirados por una técnica especial que es doblemente lamentable. Esta estrategia no evitó la matanza de 'juveniles' que son importantes para la reproducción; también fueron cueros estirados para subir el clase de tamaño y ganar un más alto precio, pero realmente en la última fase, la exportación fue retirada, porque son de mala calidad, lo que significa que los animales murieron sin ser contados para la exportación”.

Agregaron que este estudio todavía no llegó a su madurez. Los autores mismos lamentan que no contenga datos sobre el éxito de los cazadores, es decir, cuando aumenta el tiempo que una persona necesita para encontrar animales. Al final, la cantidad de cuero puede ser igual pese a llevar más horas de búsqueda. Lo que no se ve en este tipo de monitoreo, pero sí podría ser una disminución de la población.

En relación a lo afirmado por Guyra Paraguay, de lo que se busca es regular un comercio ilegal que está muy presente en el Chaco paraguayo y del cual el país no ve los frutos, sino que los especímenes son llevados de manera ilícita a otros países, donde sí son comercializados, quedando en estos países el beneficio económico. Por ende, el teju es de igual forma cosechado o cazado, bajo ningún tipo de regulación, los Vinke respondieron: “No se puede justificar una política por la existencia de vulneración de leyes”.

Otro punto importante que Guyra Paraguay resalta en su comunicado es que cuando tenemos que manejar especies que tienen valor comercial y hay valor comercial porque hay un mercado que lo demanda, existen dos extremos: el manejo en vida silvestre y su cosecha (conocido como 'ranching' – rancheo) y la cría en cautiverio (conocido como 'farming' – granjeo).

A esto, Thomas y Sabine Vinke manifestaron que: “Esto no es 'ranching'. La resolución 632/14 autoriza “la caza de 214.00 unidades de teju guasu en todo el territorio nacional”. Una simple vista a la página de red de CITES explica que este es la categorización “W” (por “wild,” “silvestre” in inglés), “Ranching (R), como Farming (F), como Cría (C) son 3 diferentes niveles de cría, donde uno construye jaulas o corrales, uno hace inversiones, alimenta a los animales, y les provee cuidado medicinal, todo bajo el control de los autoridades. (La diferencia entre los últimos 3 se encuentra en el nivel de pureza del stock de los animales criadores. Si ellos ya son criados o si son repuestos con animales colectados en el ambiente silvestre, entre otros). Pero no es así en el caso de los tejúes, que son simplemente “retirados del ambiental silvestre”.

Guyra Paraguay habla también de que los biólogos de la conservación y los administradores de vida silvestre estamos “más” a favor del rancheo, ya que obliga a mantener el hábitat de la especie, por lo que se beneficia la biodiversidad toda y los servicios ambientales, mientras que el granjeo puede hacerse fuera del hábitat.

Los Vinke contestaron que la Resolución 632/14 prohíbe la caza de teju guasu en todas las áreas protegidas de dominio público. “¿Pero nadie explica cómo se quiere cumplir sin “suficientes medios económicos ni humanos?” Tampoco explican ¿cómo será la situación en las propiedades privadas?”.

En una parte, Guyra Paraguay dice en su comunicado: “En consecuencia, concluimos que la Secretaría del Ambiente actualmente está encarando la continuación de dicho programa, con fuerte sustento científico y académico, previo consentimiento de la oficina CITES (Convención Internacional para el tráfico de Especies Amenazadas de Fauna y Flora). Consideramos que el cupo es conservador, y ese es el máximo asignado. Seguramente, el mismo no se alcanzará si el mercado no lo requiera, y se espera que el sistema funcione adecuadamente como en años anteriores”.

Los Vinke respondieron: “Que funcionaba tan bien que resultó en la suspensión de Paraguay del mercado internacional. Y además en la incorporación de Tupinambisrufescens en el proceso de la revisión del trafico significante. Que es la forma de preocupación de CITES que una especie sea sobrecosechada.”

Finalmente, Guyra Paraguay expresa en su comunicado que acompañará la implementación de este cupo, ya que es clave mantener y mejorar la biodiversidad nacional y que actualmente la conservación ha dejado el paradigma del proteccionismo por un manejo controlado de la vida silvestre y el uso sustentable de la fauna es así una herramienta que a la vez de conservar la especie, también brinda la oportunidad de dar un valor social y económico a la misma, siempre y cuando se realice con parámetros científicos válidos y un estricto control.

Para Thomas y Sabine Vinke, esto “nos parece a nosotros un camino equivocado. Si uno quiere mejorar la ganancia mediante recursos naturales, se necesita invertir en el ecoturismo. Este camino juntos con el cambio de hábitat a largo plazo van a llevar a la extinción de especies en vez en su conservación”.