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“El poderío económico que tienen es impresionante; te pueden armar un garaje de la noche a la mañana, falsifican marcas nacionales e internacionales”, detalló Ávila a Canal 100.
Comentó que durante el allanamiento ejecutado ayer, los operarios estaban durmiendo, porque tales organizaciones trabajan generalmente en horario nocturno.
El empresario indicó que la industria ilegal surte entre a entre 30% y 35% del mercado, mediante las redes de distribución.
“Para poner en el mercado un producto hace falta una estructura comercial, hay que hacer llegar a las farmacias o al mercado negro. Hay mesiteros que venden medicamentos, cada red está compuesta de 12 a 15 personas, entre fraccionadores y parte logística”, explicó.
“También debe tenerse en cuenta que la Triple Frontera es un mercado grande que se presta para todo”, acotó.
Ávila manifestó que se tiene pistas concretas sobre tres laboratorios clandestinos en diferentes zonas del país, por lo cual, tienen facilidad de movilidad cuando se trata de falsificar comprimidos.
Ante esta situación, exhortó a la ciudadanía a verificar detalles como el lote y la fecha de vencimiento de un medicamento.
El escándalo desatado con el laboratorio Indufar tuvo un impacto directo en la industria farmacéutica local durante 2013, reconoció Ávila.
El nivel de exportación se redujo en un 20% con pérdidas en el orden de los US$ 20 millones.
Ayer, la Dirección de Vigilancia Sanitaria restituyó el certificado de buenas prácticas a Indufar. El año pasado, uno de los medicamentos de dicho laboratorio había causado la muerte de una menor oriunda de Concepción.