Venus y Júpiter, en rutilante espectáculo

Un espectáculo digno de admirar se puede notar desde las 18:00 levantando la mirada sobre el horizonte del noroeste. Se trata de la reunión en perspectiva de los planetas más brillantes del Sistema Solar: Venus y Júpiter en la constelación de Leo.

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Según el Profesor Blas Servín, del Centro Astronómico Bicentenario, ambos planetas se notan tan cerca entre ellos que podrán taparse con el dedo meñique y se asemejan a una estrella doble, un gigantesco lucero en el cielo de este martes.

“En la antigüedad las conjunciones tenían un mensaje para la vida del hombre en la Tierra, hoy sabemos que se tratan de meras reuniones sin ninguna importancia, pero hermosas de observar”, afirma Servín.

Esta conjunción es muy similar o idéntica a la que se dio en Belén cuando nació Jesús hace más de 2.000 años. “Es un enigma que los estudiosos buscan descifrar hace siglos”, apuntó Servín.

Según estudios astronómicos guiados por computadoras se puede recrear esta reunión de planetas en la antigüedad y nos remonta a la fecha 12 de agosto del año -3 AC, a la madrugada. En esa ocasión se observó una conjunción entre Júpiter y Venus, en la constelación de Leo. Júpiter era en la antigüedad “el planeta real”, Venus, la diosa romana de la fertilidad; y Leo, el “león de Judea.” El hecho implicaba el nacimiento de la descendencia de un Rey de Judea, pues así interpretaban los estudiosos del cielo de aquellos lejanos años.

Los escritos nos dicen que astrólogos de Oriente (en la época, la astronomía no era aún una disciplina científica) viajaron desde Abadam, al norte de Kuwait, por Damasco y Jerusalén, para entrevistarse con Herodes, a quien lo felicitaron por haber tenido – supuestamente –un hijo.

El recorrido en camellos de los Reyes Magos de Abadan a Jerusalén fue recreado en tiempo real hace unos años y duró nueve meses. Registros astronómicos certifican, que el 17 de junio del -2 AC, al oeste al anochecer, vuelven a observar, los Magos, ya en Judea, la misma conjunción de astros: Júpiter y Venus nuevamente en la constelación de Leo. Así pudieron llegar a Belén. Esta explicación es netamente astronómica y nada tiene que ver con la religión ni con lo milagroso del evento, concluyó Servín.

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