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El fin de semana último hubo balaceras y hechos delictivos en zonas muy concurridas de la capital, que por milagro no alcanzaron a inocentes. Aparentemente el “vamos a estar mejor” también aplica para criminales.
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Evidentemente, esto no es algo reciente: lo padecen desde hace tiempo en ciudades fronterizas. El avance de la criminalidad preocupa a la gente.
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En su afán de querer quedar bien, la Policía realizó el fin de semana detenciones “preventivas” en las calles. Evidentemente todos clamamos mayor seguridad, pero también hay que tener cuidado de que, con esa excusa, algunos quieran revivir los viajes en la “caperucita”.
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A estas alturas está más que claro que los “nepobabies”, o sea, hijos, esposas y otra parentela de políticos ubicados en el Congreso, no tienen intención alguna de dejar de mamar del Estado.
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Y bueno, ya lo dijo Cachi-Bachi, que “la cuestión ética no se tiene en cuenta en el Senado, lastimosamente”. Queda en manos de la ciudadanía ir registrando el nombre y rostro de los impresentables.
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Definitivamente el paraguayo es muy sumiso, mientras Juan Pueblo tiene que pelear para encontrar espacios en hospitales ante la avalancha de casos de covid y dengue, el “letrado” Hernán Rivas sigue con sus vacaciones de lujo en Punta Cana.
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Lo único que aparentemente le durará poco a Rivas es el bronceado, ya que a su vuelta ya le esperaría el “blanqueamiento” en el marco de la causa penal que se le abrió por su presunto título de abogado falso.
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Hablando de actividades tradicionales de verano, lo que ya se adelantó fue el “carnaval” de licitaciones de varias instituciones del Estado con dinero público a través de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops).
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Esta es una historia de nunca acabar, donde los muchachos nada distraídos aprovechan a Unops para hacer compras de todo tipo sin pasar por los controles de Contrataciones Públicas.
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Hablando de carnaval y festejos, el que dijo “siga el baile, siga el baile” es el clan Adorno, que el fin de semana celebró por lo alto el cumpleaños del cuestionado intendente Hilario Adorno.
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El diputado Domingo Adorno, quien ubicó a su hija en la Cámara Baja, se dio le lujo de decir que quienes denuncian sus chanchullos lo hacen por “envidia”. Más que envidia, lo que hay es enojo o ira por estar pagando a autoridades que no sirven ni de “adorno”.
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Otro que también ya está mejor es un tal Héctor Cárdenas, extitular de la entonces SAS en el gobierno de Achecé. Santi Pet lo nombró como director ejecutivo de la Unidad Técnica de Gestión del Gabinete Social de la Presidencia.