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Son los mismos que sostienen a autoridades incapaces de garantizar seguridad, aunque sí muy capaces para los discursos vacíos y apariciones mediáticas.
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Un ejemplo claro de esta hipocresía: el año pasado, el cartismo archivó sin miramientos un proyecto de protocolo para personas desaparecidas. Hoy, con bombos y platillos, presentan un plan similar, maquillado como novedad. El oportunismo en su máxima expresión.
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Mientras tanto, en el Congreso, la mayoría cartista se apresta a recibir a Miguel Prieto y al contralor. Un duelo de discursos en la guerra simbólica contra el “enemigo número uno” de los Zacarías Irún y Horacio Cartes. Para disimular, hasta montan una comisión contra Nenecho. El show continúa.
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Y hablando de maniobras cartistas, ayer una vez más, la aplanadora salvó al intendente de Ñemby, Tomás Olmedo, quien pese a las contundentes denuncias que pesan en su contra, ni siquiera es observado por el contralor.
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Tanto dilataron los cartistas para reemplazar a Arévalo ante el Jurado que terminaron poniendo al discípulo de OGD, el diputado Candia que, según todo indica, llena el perfil para ser el elegido del patrón.
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La Corte tiene un mes para definir el caso Kattya. Otro que también pide indemnización, además de Charly Portillo, es Payo. Hay que ver si finalmente los ministros resuelven el caso.
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No sería extraño que cajoneen este caso, así como otros tantos casos políticos.
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¿Por qué será que Rolón nunca aparece para contar los avances en la investigación sobre el caso Pecci y quiénes son las autoridades salpicadas?
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Un parlamentario muy vinculado a Marset se pasea orondamente por el Congreso, gozando de la impunidad y protección del patrón y de su bancada mayoritaria.
