En Asia y Europa hay ciudades enteras, y hasta países paralizados por el ataque de este virus, que no para de expandirse. La diferencia es que por ahí están con el invierno, y aquí seguimos con temperaturas que en las calles se acercan a una sensación térmica de 40 grados centígrados, y como dicen que el coronavirus se desvanece con 30°C, la gente aún se reprime de expresar su terror ante lo que puede ocurrir en pocas semanas más.
Y al parecer el Ministerio de Educación actúa en ese mismo sentido, con medidas para evitar el pánico, y no tanto la expansión de la enfermedad. Así se puede concluir si se analiza la Circular N° 3/2020, firmada hoy por el viceministro de Educación Básica, Robert Cano Paredes, y dirigida a supervisores regionales y directores de las diversas instituciones educativas. Que no está mal, pero que es limitado con respecto a la necesidad de prepararse para una situación que puede ser grave o muy grave.
La referida circular es muy detallada, tiene seis páginas, con respecto a las medidas de higiene y control, “prevención y monitoreo”, a implementar en las escuelas, estableciendo la necesidad de poner tres filtros: en la casa (a cargo de padres y tutores), en la entrada de escuelas y colegios (a cargo de un funcionario de la institución) y en la puerta de las aulas (a cargo de las maestras de turno).
También especifica muy bien los “deberes” sanitarios para los alumnos: lavarse las manos antes de salir de las casas, y hacer lo mismo al salir al recreo y al volver del recreo, prácticas de cómo toser correctamente y el protocolo a cumplir en caso de que surja un caso sospechoso: avisar a los padres para retirar al alumno y llevarlo a un centro asistencial, y no difundir identidades ni diagnósticos.
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Hay varias otras previsiones, como limpiar diariamente picaportes y mouse de computadoras, bebedores y baños, y hasta de convocar reuniones informativas de padres, que en realidad debería evitarse como prevención, pues la aglomeración de personas puede servir de vehículo para una eventual expansión mayor del virus. Parece más razonable una segunda recomendación que da la circular, la de utilizar para ello “el cuaderno de avisos, comunicados, grupos de whatsapp” y otros medios.
Un punto preocupante de la nota ministerial es el que dice que las escuelas y colegios deben “garantizar a las familias que el servicio educativo no será suspendido, resaltando que las actividades escolares se llevarán a cabo normalmente, siempre y cuando el Ministerio de Salud Pública así lo disponga”. En primer lugar la garantía que se necesita ahora con esta amenaza del coronavirus no es de tipo educativo, sino de tipo sanitario, y esa garantía no lo puede dar el MEC y menos aún los directores de escuelas y colegios. Se cubre la espalda el MEC al decir que así será hasta que el Ministerio de Salud Pública lo disponga.
El MEC, además de las medidas de prevención ya citadas, y esto ya es una sugerencia, lo que sí debería manejar ya es que dentro de unos días o semanas las actividades escolares podrían ya no ser llevadas a cabo normalmente, ya sea por ausencias masivas o directamente por la suspensión total de las actividades, que por supuesto Dios quiera que no ocurra.
Ante esa posibilidad podría ir haciéndose prácticas reales de suspensión de clases, por ejemplo que este viernes o el próximo lunes los alumnos queden en su casa y así tienen tres días sin contacto masivo con otras personas y ver cómo reaccionan las familias, que también deben ir acomodándose según sus actividades laborales, y de paso los colegios van adecuando sus horas de clase y sus asignaturas.
La cuestión es que llegado el caso, si la alerta llega a roja, los niños y jóvenes tendrán que dejar de ir a las instituciones y quedarse en su casas. El Ministerio de Educación ya debería ir un poco más allá de la tenue alerta amarilla y prever esa situación desde ahora, además, claro, de enseñar cómo lavar las manos y poner controles en puertas y portones, que evidentemente pueden ayudar.