Cargando...
Quienes son estudiosos de la Biblia saben que en sus escrituras al fuego se lo relaciona con la renovación y el inicio de una nueva era. En estos tiempos tan difíciles, las personas se aferran con esperanza a la ciencia médica y la acompañan con todas sus fuerzas a la esperanza de la fe religiosa.
Hemos visto a muchos médicos hincarse y rogar en oración como última opción en su lucha por mantener con vida a los enfermos por covid-19. Ante la desesperanza y la denodada lucha por la vida todo lo que puede ayudar es bienvenido, hasta los ateos tienen a su “Dios” Monesvol. Y, cuando pese a todo devino la muerte de un familiar, y nos rendimos ante la evidencia de que los esfuerzos fueron insuficientes, nos refugiamos en la satisfacción de haberlo dado todo. No queda más que aceptarlo y recordar con alegría el paso de nuestros seres queridos por nuestras vidas.
Movido por esta premisa Ruiz y su familia vivieron este 2021 un silencioso Tañarandy.
En La Barraca se encontraba una Virgen Dolorosa más sola que nunca rodeada de apenas mil candiles de apepú. Cada uno de ellos contenía un nombre que recordaba simbólicamente a los fallecidos por covid-19. Debido al gran impacto de esta actividad, el artista prometió repetirla y también hacer otra en homenaje a los trabajadores de blanco que le dan batalla a la enfermedad en los hospitales.
Tañarandy 2021 es la muestra de que el arte bien hecho y bien pensado permea cualquier creencia y que la muerte de alguna manera nos “democratiza” en la forma en que la procesamos, con una vela encendida.
Algo como el fuego, la llama y la comunión de nombres da una pizca de consuelo y un hilo de esperanza; hechos que este artista y su familia han logrado interpretar y transmitir como bálsamo a las miles de familias enlutadas a causa del covid-19.