Los tres protagonistas de este episodio son parlamentarios de la llamada “cámara de la vergüenza”: Jorge Brítez (independiente, ex Cruzada Nacional), el presidente de la Cámara de Diputados, Pedro Alliana (ANR, Cartista) y el presidente electo de la Cámara Baja, Carlos María López (PLRA).
Para ellos es prácticamente una “ofensa” tener que levantarse a las 4:00 AM para venir a sesionar un día viernes, cosa que es SU trabajo y por el cual perciben más de G. 30 millones mensuales.
Estas personas reciben en sus cuentas bancarias un dinero que es pagado por un sufrido pueblo que, a duras penas tiene en suerte llegar a menos del 7% de ese monto por mes si tomamos a quienes ganan el sueldo mínimo vigente.
Ni hablar de los trabajadores informales que están en pie desde las tres o cuatro de la mañana, todos los días. Pero no, los señoritos culito empolvado de la política se ofenden por tener que trabajar.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
“Yo tenía que haber estado haciendo campaña hoy con Santiago Peña y estoy acá tratando de solucionar estos temas”, dijo Alliana. Brítez por su parte pidió subsidio de combustibles a los emblemas, algo que no es gracioso ni da para bromas.
El Parlamento no es su boliche personal, al cual van solo cuando quieren. Alguien les tiene que bajar de su arasa mata y avisarles que la prioridad es el país y no sus campañas políticas y ni lo difícil que les pueda resultar despegarse de sus mullidas almohadas para ganarle al alba.
Nuestro país necesita representantes que cumplan con su compromiso de diseñar políticas públicas y generar un clima económico favorable.
Ya los gremios empresariales recordaron en su comunicado el artículo 241 de la Constitución Nacional que aplica a los parlamentarios al expresar que estos tienen la mismas incompatibilidades establecidas para el presidente de la República y que tienen el deber de dedicarse exclusivamente a sus funciones.
La actitud de los tres integrantes de la cámara de la vergüenza nos muestra que la estupidez y sobre todo la indolencia no tienen banderías políticas y todos, por igual, están dispuestos a atropellar lo que sea anteponiendo sus intereses, burlándose del pueblo que padece las consecuencias de sus malas decisiones dentro del Parlamento y sus lamentables acciones fuera de él. ¡Basta de diputados kerana!