La embajada de Estados Unidos hizo más por el turismo interno en diez días, que lo que la Senatur hizo en diez años, decía un tuitero, y se sumaba a la serie de memes que en estos días nos hicieron descoser de la risa. No está mal tomar con humor lo que nos pasa, sobre todo cuando vivimos en un país que se presta para la joda, al que nuestras propias autoridades no toman en serio.
Cuando eran fiscales, el este vio crecer económicamente al vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, y a Juan Carlos Duarte, que de la mano de su amigo entró a Yacyretá como asesor jurídico. También los vio hacerse amigos de grupos económicos considerados mafiosos, contra los cuales el Ministerio Público abrió investigaciones por lavado de dinero en las que, pese a 400 tomos de evidencias, nunca hubo imputados. Grupos económicos que bajo el manto de la impunidad siguen creciendo.
Al decir del Colegio de Abogados del Alto Paraná, siendo Velázquez fiscal adjunto y su amigo Charly Duarte superintendente fiscal, en 2004 se ejecutaron investigaciones contra grandes comercios instalados en Ciudad del Este, por evasión de impuestos, contrabando, lavado de dinero, pero varios involucrados fueron sobreseídos y otros admitieron procedimientos abreviados y pagaron una mínima multa. Kassem Mohamad Hijazi fue blanqueado por la Fiscalía en esa misma época, pero en 2021 debieron detenerlo y extraditarlo este año a Estados Unidos, que lo investiga por supuesto lavado de dinero a nivel internacional.
Si todos lo sabíamos, si publicaciones periodísticas insistían en varias denuncias, ¿cómo es que nadie en nuestro país decidió investigar a Velázquez y Duarte? ¿Cómo es que sus correligionarios los dejaron escalar? ¿Cómo es que nadie se indignó con la candidatura de Velázquez a la vicepresidencia y con el nombramiento de Duarte en Yacyretá? Y finalmente, ¿cómo es que ahora que Estados Unidos les apunta con el dedo, ambos significativamente corruptos renuncian a sus puestos sin más? ¿Es que antes no les daba vergüenza ser quienes son, o buscan más impunidad?
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El caso de Velázquez y Charly Duarte, que según Estados Unidos ofrecieron una coima de US$ 1 millón para frenar una investigación, no puede quedar así. Igual que en el caso del significativamente corrupto Horacio Cartes, la Justicia tiene que investigarlos y, si cometieron delitos en nuestro país, tiene que sancionarlos. No más impunidad, no más corruptos en cargos públicos. Esas tienen que ser las consignas. Y está en manos de la ciudadanía insistir, por cualquier medio que fuere, en que así sea.