La edad correcta para gobernar

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Terminada la reunión del precandidato presidencial con los miembros de la comisión Directiva de cierto gremio, en la cual tuvo la oportunidad de exponer en forma brillante -a pesar de hacerlo a grandes rasgos por la tiranía del tiempo- los ejes temáticos sobre los que centraría su trabajo inicial en caso de resultar electo, se inició un interesante debate entre los que habían tenido el privilegio de participar.

Durante el mismo, se intercambiaron opiniones y desde luego que resultaron varios puntos para seguir debatiendo, uno de ellos consistente en la sana y entendible duda acerca de si –sencillamente- este señor podría con el cargo. La pregunta, nacida en forma cuasi natural estaba relacionada con la edad del mismo: “¿No estará ya un poco añejo como para enfrentar semejante desafío?”. La misma, formulada con educación, no fue ni pretendió de manera alguna ser irónica o malintencionada, el apego al esfuerzo, preparación y experiencia del candidato no se ponían en duda, sí quizás su capacidad física para remar en esas aguas turbulentas y traicioneras que representa asumir la titularidad del ejecutivo, como así también el saber aggionarse a los tiempos y necesidades actuales.

La pregunta estaba dirigida al Asesor quien, sintiendo todas las miradas puestas sobre él, y a sabiendas de que como ocurría muchas veces -y quizás hasta más que en otras ocasiones- se esperaba una respuesta orientadora en cuanto a la posición que podría sumir el sector, se tomó unos momentos para elegir correctamente las palabras y, luego de recorrer con la mirada toda la mesa respondió “Señores, no olvidemos que Conrad Adenauer reconstruyó Alemania con 74 años, y Nerón quemó Roma con 29″.

Con esto, nos recordó dos hechos históricos: Por un lado, la nación con la mayor economía de la Unión Europea y cuarta del mundo, luego de encontrarse en ruinas terminada la 2da. Guerra Mundial, vivió el “Milagro Económico Alemán” consiguiendo la democracia, estabilidad, respeto internacional y prosperidad económica, de la mano de un septuagenario y sumamente carismático político del Partido Unión Demócrata Cristiana de Alemania, al cual llevó a convertirse en una de las fuerzas políticas más influyentes de su país. Por el otro, encontramos a un personaje sumamente debatido quien, motivado por pasiones e intereses personales, mandaba a sus hombres más leales a incendiar Roma en la noche del 18 al 19 de julio del año 64, dañando seriamente y causando pérdidas irreparables a gran parte de la ciudad.

Así, el “viejo” Adenauer cimentó las bases de la Unión Europea, planificando que el carbón y el acero dejaran de ser motivo de conflictos por su uso en la fabricación de armas y se convirtieran en el nexo de unión entre los pueblos. Y mientras la ciudad eterna ardía, el joven Nerón tocaba la lira y cantaba. Bueno, todos concordamos en que la historia es una ciencia que resiste más de una interpretación, pero en ésta, como en tantas otras historias, aplica perfectamente aquello de que “se non é vero, é ben trovato”…

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Hasta hace un par de décadas, se consideraba que se cambiaba “de generación” cada 20 años, esto implicaba, entre otras cosas, la expectativa creada en torno a que aquellos hombres y mujeres nacidos entre tal y cual año tuviesen ciertas formas de pensar y obrar, influidos por los fenómenos socioculturales que les afectaron, y de esa forma eran padronizados, por llamarlo de alguna forma. De manera similar, estaba instituido que las personas con más de 60 años cumplidos eran de la “tercera edad”, también conocidos por “tigres plateados o años dorados”. Y los más sorprendente del caso es que mucha gente se apegaba a esos estándares, por el simple hecho de estar establecidos.

A ver, esto hoy día ya no es así necesariamente, y tenemos a nuestro alrededor demasiados ejemplos. El cuidado de la salud y ejercicio físico logran que personas de más de 60 años de edad tengan mejor condición que otras menores de 50, y en la odiosa categoría “Ejecutivo” de los exalumnos, nos encontramos con cincuentones que corren más en la cancha de fútbol que otros que acaban de celebrar los 40. Y sí, puede que aquello de que “los 60 son los nuevos 50″ sea una fantástica estrategia de Marketing, pero definitivamente la abuela de 60 paseando por el Shopping luciendo un atractivo conjunto deportivo, arreglada y coqueta, no se ve igual a nuestras abuelas hace 40 años.

Debido a un montón de aspectos, que van desde la visita periódica al médico, alimentación mejor orientada, menor exposición al sol, práctica de deportes y muchos otros, mucha gente se mantiene activa y productiva por más tiempo, y es alentador salir a lugares públicos y ver a personas “mayores” paseando y disfrutando, hasta se podría considerar una de las grandes victorias de nuestro tiempo, comparable al derecho al sufragio de las mujeres o el fin de la segregación racial.

Ahora bien, en las internas del próximo 18 de diciembre tendremos a muchos candidatos para elegir, y claramente cada ciudadano podrá hacerlo motivado por distintas razones según su mejor parecer. Entre el abanico de los elegibles, quizás algunos consideren la edad del mismo para tenerlo con cuenta como más o menos apto o merecedor de su voto. Para el cargo de titular del Ejecutivo, tenemos candidatos que van desde los 44 el más joven hasta los 70 largos los más experimentados, así que en ese sentido hay para elegir. Lo importante será, tengámoslo en cuenta, de que al margen de que sea más joven o más viejo… no sea pendejo.