Seguimos con el tema de la política hasta abril o agosto, inclusive. En realidad, todos los días son políticos por el curso de las actividades sociales y económicas que no se detiene nunca. Todos los días nos vamos al mercado a hacer compras, todos los días hay gente que se enferma, que trabaja, que se traslada de un sitio a otro, gente que sufre falta de transporte o es víctima de inseguridades.
La futurología se puso de moda. Es todo un arte, toda una ciencia. Más que nunca a fin de año, se realizan balances, pronósticos, vaticinios, análisis, comentarios, opiniones de todo lo que sucedió y podría llegar a suceder en el futuro cercano o a largo plazo. Políticos, sociólogos, periodistas, economistas, astrólogos, tarotistas, videntes y clarividentes, no paran de hablar de los hechos locales e internacionales interpretados en tiempos pasado, presente y futuro. Por lo demás, es algo fascinante por el misterio que encierra el mañana en todos sus aspectos.
Al decir del renombrado neurocientífico español Joaquín Fuster, el futuro lo podemos diseñar de la siguiente manera: Trayendo a la mesa todos los hechos del ayer, viendo cómo están en el presente y a partir de ahí elaborar el futuro. Vaya que la cuestión es más sencilla de lo que imaginamos. Sin embargo, la mayoría preferimos esperar plácidamente que venga el mañana con toda su carga de sorpresas y novedades que nos emocionan siempre y no planificar en serio, como dice el doctor Fuster.
Pero si realmente nos interesa corregir lo que está mal y nos afecta, sería fantástico ponernos a analizar uno por uno con mucha atención y cuidado. Está mal la corrupción, no hay justicia, en los hospitales públicos no hay ni algodón y la educación es pésima. Los precios de la canasta están por las nubes y hay inseguridad en todas partes. Los políticos no nos representan y solo están para llenarse los bolsillos a costa de los impuestos que paga el pueblo.
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Ese es el diagnostico de todos los días y venimos con el plagueo hace décadas, sin encontrar respuestas. Pero nada es imposible si nos proponemos a llevar a cabo nuestros objetivos. Entonces, lo ideal es tener claro lo que deseamos mejorar y cambiar. Y esto también puede servir a nivel personal, no cometiendo antiguos errores. La única forma de modificar es haciendo esta vez de un modo creativo, totalmente diferente al anterior.
Tenemos que participar como ciudadanos, involucrarnos en la cosa pública, que finalmente significa cosa de todos. Opinar con argumentos sólidos, prepararnos intelectualmente y tener la mente abierta y pluralista. Valorar los votos y no vender la consciencia. Presentar propuestas y proyectos de cambio. Dialogar civilizada y respetuosamente siempre. Todavía estamos a tiempo de cambiar. Pensar qué país vamos a dejar a nuestros nietos y actuar con mucho compromiso exigiendo lo mismo a las autoridades. Tenemos que salir de esta situación de crisis. Despertarnos de la embriaguez y las burbujas en que entramos en fiestas de fin de año. Esto ya pasó y abril está a la vuelta de la esquina. Es bueno que reflexionemos con juicio crítico hacia el futuro que nos espera.