Las desigualdades muy grandes suceden por la mala distribución de la riqueza. En el Paraguay, menos del 10 % de la población, concentra en su poder toda la fortuna. Mucho de este caudal es mal habido, no tiene origen honesto. Cuántos políticos, traficantes de esto y aquello, proveedores del Estado, etc. etc, tienen mansiones fastuosas, estancias, aviones privados, inmuebles, vehículos, negocios y cuentas en bancos extranjeros. Sencillamente construyeron su gran riqueza robando al Estado, de una u otra manera. Claro que no todos actúan así, pero una gran cantidad de ex presidentes, ministros, gobernadores, intendentes y otras figuras si poseen cuantiosa fortuna sin poder justificar sus orígenes.
Las diferencias enormes se ven en las zonas marginales, a las orillas del río, donde las familias viven con techos de cartones y juntan latitas de cervezas para comer. Ese es el cuadro de la desigualdad económica y social. La brecha no debería ser tan enorme si se aplicara una política de gobierno que apunte a un mejor desarrollo y una sociedad más justa y equitativa. Para ello se debe aumentar la producción, acomodar los impuestos, disminuir los subsidios, dar más presupuesto a salud y educación. Y sobre todo que los políticos roben menos. Una lucha feroz contra la corrupción, puede sanear muy grande la economía.
Si nuestra justicia sigue manejada por políticos que la prostituyen, como vemos siempre a través de las investigaciones y publicaciones periodísticas, tampoco podremos avanzar como sociedad que vive en Estado de Derecho. Los pobres no tienen posibilidad de acceder a la justicia, ni siquiera de contratar abogados. Los políticos, solo con telefonazos o watsaps, acceden a ella. Y usan su influencia para manipularla según su antojo.
Es muy triste ver niños y hermanos nativos por las calles, personas que se rebuscan en las basuras, jóvenes drogadictos y delincuentes, personas mayores que son abandonadas, niños que no van a las escuelas y compatriotas sin salud, sin trabajo, sin seguridad. Todos estos problemas se pueden resolver si hay patriotismo y voluntad política.
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Tenemos que ir analizando el valor y la importancia que tienen nuestros votos. Salir de la pobreza, salir del estancamiento, de la corrupción y la crisis de toda clase, depende de cada uno de nosotros. Pensemos que somos un país riquísimo y que no podemos avanzar por culpa de los gobernantes ineficientes y corruptos. Pensemos que este no es el país que queremos dejar a nuestros hijos y nietos. Solución?. Sacar del poder a los ladrones y sinvergüenzas. Poner gente honesta, trabajadora y confiable. Gente que no esté salpicada por la corrupción.
Podemos vivir en una sociedad más igualitaria distribuyendo mejor la riqueza. Mejores oportunidades para los jóvenes en trabajo y estudio. Podemos terminar con la pobreza y la ignorancia y tener estándares de vida más altos. En saber elegir a las autoridades esta la clave y que nos gobiernen los más inteligentes, capaces, honestos y patriotas.