La responsabilidad es compartida, es decir, de la población y de las autoridades. La inconsciencia en ambas partes se nota en cada basural y baldío que abundan en ambas ciudades.
Sin embargo, el mayor peso de la responsabilidad de frenar el avance de los males recae en el intendente de Luque, Carlos Echeverría, y el de Areguá, Humberto Denis Torres, ambos colorados cartistas. La tibieza con que ambos actúan ante la angustiante situación, asusta, indigna, preocupa.
Los administradores están muy ocupados en campañas proselitistas para las elecciones generales del 30 abril y desatienden lo verdaderamente importante.
Baldíos minados de potenciales criaderos de los mosquitos transmisores del dengue, zika y la chikunguña; basurales ilegales, chatarrerías a cielo abierto sin el más mínimo cuidado, piletas llenas de agua sucia en viviendas, neumáticos en desuso por doquier, yuyales en plazas municipales forman parte del deplorable panorama.
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Médicos del Hospital General de Luque y del Hospital Distrital de Areguá apelan a la consciencia ciudadana e instan a la eliminación de criaderos y ruegan por la limpieza íntegra de los hogares. Instan a las municipalidades y otras instituciones a realizar mingas ambientales masivas y fumigaciones para mitigar el contagio, pero todo pareciera caer en saco roto.
Esta es una maravillosa oportunidad para que la ciudadanía se dé cuenta de qué tipos de candidatos se presentarán en las próximas elecciones de abril. Es la ocasión perfecta para despertar y notar quiénes solo se concentran en los “abrazos republicanos”.
No debemos olvidar que nuestro país tiene un sistema de salud pública enfermo, permanentemente sobrepasada, totalmente incapaz de soportar epidemias graves.