Jesús cuenta las parábolas del tesoro escondido, del negociante de perlas finas y de la red que se echa en el mar.
“Vender y comprar” es un mecanismo que todos hacemos: compramos distintas cosas, y vendemos otras tantas. Sin embargo, si uno no se percata, esto, al revés de asegurar la vida, puede dañarla bastante. Las tentaciones del mundo son atractivas y suelen despistarnos en muchos momentos.
Justamente para evitar que sus amigos sean engañados, Jesús habla del tesoro escondido en el campo, y la persona que lo encuentra no duda en vender todo lo que tiene para comprar el campo. Interesante notar que en este caso se da un hallazgo inesperado. Pero en la parábola del negociante que busca perlas finas, el hallazgo es afanosamente buscado.
Hay dos características comunes en estas dos parábolas: ambos protagonistas terminan con profunda alegría, y ambos cambian lo que poseen por la nueva riqueza encontrada.
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Es decir, para hacer el mejor negocio de nuestra vida, no hemos de dudar: los valores del Reino de Dios son más importantes, y cuando hay conflictos de intereses, los del Reino deben prevalecer. Ahora, nos toca hacer operativos estos principios de Jesucristo.
Al inicio, está la sabiduría de ir más allá del aspecto material de la existencia, pues hay que entender la fascinación que es vivir como hijo de Dios, y convencerse de que vale la pena sacrificar algunas cosas, con tal de alimentar una tierna amistad con el Señor.
En otras palabras: permitir que Dios sea mi amigo, y yo vivir como amigo de Dios.
Otra enseñanza es considerar que estamos de paso por este mundo, al final del camino habrá una justa separación de buenos y malos, de amigos y enemigos de Cristo.
El Señor nos brinda su amistad, pues sabe que únicamente en este clima lograremos hacer el mejor negocio de nuestra vida. No ser su amigo es perder el tesoro, la gracia, la alegría y optar por este tipo de “vender y comprar” es ser demasiado estúpido.
La amistad supone diálogo constante, exige sinceridad y es necesario posponerse, de vez en cuando, para acercarse más al amigo. Esto significa tener más tiempo para Jesucristo, para meditar la Sagrada Escritura y participar con un corazón disponible en las actividades de la Iglesia.
Hoy, Día de la Amistad, enviamos especial bendición a todos los amigos de los Hermanos Capuchinos.
Paz y bien.