Con las botas puestas

En un gesto que evoca recuerdos de tiranías pasadas, la Fiscalía ha solicitado datos de periodistas que escribieron artículos sobre hechos públicos como consecuencia de la denuncia por “persecución política” presentada por el expresidente Horacio Cartes.

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Aunque los fiscales nieguen cualquier amedrentamiento, el doloroso eco de la historia resuena, provocando un escalofrío en aquellos que aman el periodismo independiente y valiente.

“El mejor antídoto para la corrupción y la impunidad es seguir haciendo un buen periodismo. La libertad de expresión es un Derecho Humano”, reflexiona Guilherme Canela, consejero jefe para la Libertad de Expresión y Seguridad de los periodistas de la UNESCO. Esta afirmación resume la esencia misma de la lucha que los periodistas están enfrentando en estos días.

Los fiscales Aldo Cantero, Daniela Benítez y Rodrigo Estigarribia, han remitido oficios a los diarios ABC y Última Hora, una acción que inevitablemente nos remonta a tiempos del dictador Stroessner, cuando la nación transitaba días de oscuridad en cuanto a las libertades. Los agentes no pueden argumentar desconocimiento de nuestra propia Constitución Nacional, la cual, en sus artículos 26 y 29, proclama inequívocamente la protección y el respaldo que se le debe a los periodistas en el cumplimiento de su rol. Sin embargo, el oficio sigue firme, demostrando que, en nuestra frágil democracia, la historia puede repetirse, y que la represión sistemática a la prensa desde diversos ámbitos no fueron desterrados por completo.

Este panorama no es simplemente un asunto entre dos medios de comunicación y la fiscalía; trasciende las líneas del periodismo y se convierte en una cuestión que afecta a la prensa en su conjunto y a la esencia misma de la libertad de expresión. El circo de intimidación que se despliega ante nuestros ojos no es más que un intento de oscurecer la verdad, de doblegar la voz de aquellos que se atreven a denunciar los abusos del poder.

Más inquietante aún es el contexto en que ocurre todo esto. Mientras los ojos se fijan en el escenario del periodismo bajo asedio, Erico Galeano, senador acusado de presunto lavado de dinero y asociación criminal, se permite el lujo de jugar un “partido so’o” en la propia residencia presidencial. Este contraste es más que una paradoja; es una llamada de atención sobre la urgente necesidad de mantener la integridad de nuestras instituciones y de no dejarse intimidar por el mensaje que pueda dejar esta muestra de poder.

La historia nos relata los tiempos oscuros, las persecuciones y el amedrentamiento, pero también nos enseña que la resistencia y la valentía pueden vencer a las adversidades más graves.

La libertad de expresión es el tejido que sostiene los cimientos de una sociedad justa y equitativa. Atacarla, es atacar a los pilares mismos de la democracia. Por ello, la determinación es firme: no se cederá ante la oscuridad, no se callará ante las amenazas. Mientras existan periodistas dispuestos a luchar la verdad nunca será silenciada y si caemos, que sea con las botas puestas.

smoreno@abc.com.py

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