La inseguridad

Un clamor recurrente y urgente en este inicio del gobierno de Santiago Peña es la seguridad. Es comprensible que así sea, pues, lo que quieren los ciudadanos es que les dejen trabajar sin temor a ser asaltados, que sus hijos asistan tranquilos a los colegios y vuelvan sanos y salvos a la casa, que los momentos familiares puedan ser disfrutados en cualquier lugar; en fin lo que piden es una vida normal, que hace un buen tiempo se perdió.

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Las noticias policiales subieron de intensidad y no se pasa un día sin que conozcamos un hecho que lamentar.

El presidente Peña otorgó la responsabilidad de la seguridad al ministro del Interior Enrique Riera y al comandante Carlos Humberto Benítez.

Ambos asumieron funciones en un mes trágico para la Policía, en todo sentido.

El pasado 1 de agosto mataron a un militar retirado, de nacionalidad suiza, en un asalto a su propiedad, en la localidad de Escobar,

El 4 de agosto de ese mismo mes ocurría un asalto similar, en el mismo departamento, pero en la localidad de Mbuyapey. Solo que esta vez uno de los supuestos asaltante fue abatido y resultó ser un policía con el rango de oficial inspector que estaba haciendo el curso de ascenso a subcomisario.

La investigación parcial permitió conocer que este policía, junto a otro compañero de curso estaban perpetrando golpes en diferentes puntos del país, incluso en horas de clase. Además habría otros policías implicados; de hecho un suboficial está prófugo.

No pasaba aún la tormenta, cuando al flamante comandante le recibían con un secuestro en Luque. En poco tiempo se supo que cinco policías de un grupo de Investigaciones de Asunción estaban implicados en el hecho. La sospecha es que en realidad fueron tras una carga de cocaína, pero esto nunca se va a saber, porque no lo van a decir, ni la víctima del apriete, ni mucho menos los policías. Es decir, con el delincuencial proceder se concluye además que dejaron impune un supuesto caso de venta de droga.

Y estos no fueron los únicos casos, pero revelan que el problema de la inseguridad comienza en la casa. A tal punto llega que en vísperas del día de Santa Rosa, patrona de los policías, los criminales mataron a un suboficial honesto y trabajador.

Es un error meter a todos en la misma bolsa, pero la Policía, para su mismo beneficio, precisa un urgente cambio de modelo que elimine de sus cuadros a los polibandis. Un eficaz control interno que incluya al mismo comandante y un buen salario para los agentes ayudarán en mucho para empezar

Si Peña quiere el apoyo de la ciudadanía, debe escuchar su clamor y eso se traduce en recuperar la seguridad.

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