Debemos producir muchos frutos

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Escuchamos la cuarta parábola de Jesús, que es conocida como: “Parábola de los viñateros homicidas”. La razón de este título se debe a que los arrendadores, al revés de pagar el alquiler del terreno, como había sido acordado, asesinaban a los que lo iban a cobrar. Jesús les hace una grave advertencia: “Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos”. Dios ha preparado una viña con ternura: eligió una loma fértil, limpió las piedras, plantó cepas escogidas y puso condiciones para que diera frutos. Es un modo simbólico de mostrar cuánto el Señor nos ama, cuánto nos acompaña y cuántas excelentes condiciones nos regala. Sin embargo, espera que produzcamos muchos frutos, que no nos dejemos vencer por el egoísmo materialista. Cuando uno considera su vida, se da cuenta de las preciosas oportunidades que Dios ya le ha concedido, y sigue concediendo hasta hoy. Llamemos esto de salud física y mental; afecto de la familia, aunque con altibajos; ganas de trabajar; relación con amigos, y una voz interior que constantemente nos exhorta a optar por el mejor camino, y a evitar las macanas.

La recomendación es seria: si ustedes no dan frutos como tienen la obligación de hacerlo, esta viña les será quitada para ser entregada a otros. Si la persona no se importa con los dones del Señor, y con la responsabilidad moral de ampliarlos, corre el riesgo de hundirse en su proyecto mezquino. Un modo de no dar frutos es rechazar a Jesucristo, para dejarse embaucar con las ideologías idiotas y cretinas que pululan por la sociedad, y coloridas tonterías, que son lobos vestidos de ovejas. San Pablo enseña qué significa dar muchos frutos: el objeto de nuestros pensamientos y actitudes debe ser todo lo que es verdadero y justo, es decir, sin corrupción, sin indecencias y sin manipulación del semejante. Asimismo, lo que es amable, por ello, entraña obras de fraternidad, y de respeto por los demás. Amable significa: “lo que es digno de amar”. Para dar muchos frutos no debemos angustiarnos de balde, por pequeñeces que no tendrían que estresarnos, ya que somos bendecidos por el Señor. Hay que ver las cosas lindas que existen en la propia vida.

Es cierto que todos luchamos con dificultades, pero no nos dejemos desalentar por los altibajos de la existencia. El camino es recurrir a la oración, acompañada de acción de gracias, que es justamente el significado de la Eucaristía.

Paz y bien