Meritocracia vs. arbitrariedad política

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El caso de los jóvenes contratados, luego descontratados y luego recontratados en Itaipú estuvo con fuerza en la agenda en estas semanas, y nos deja varias lecciones a analizar.

Las tensiones

El Proceso Selectivo Externo (PSE) de Itaipú, llevado adelante en el gobierno de Mario Abdo, incorporó a 185 nuevos funcionarios a la entidad. Ya en la transición, ello generó tensiones, con pedidos del futuro gobierno entrante de frenar la contratación, la cual avanzó.

Asumido el nuevo gobierno de Peña, los nuevos 185 jóvenes contratados fueron desvinculados en su totalidad, de manera arbitraria, de sus funciones dentro de la Itaipu Binacional. Las voces de éstos no se hicieron esperar y coparon las calles con sus reclamos.

Luego de que Directorio Administrativo, hasta el mismo presidente Santiago Peña, hayan mencionado taxativamente que no serían reincorporados, la semana pasada se dio cierre al sumario que envuelve a la causa, determinando que 165 personas volverán a los cargos por los que han concursado, y 20 quedarán fuera debido a graves irregularidades cometidas que la Itaipú supuestamente ha comprobado, luego de una revisión “caso por caso”.

El superintendente de comunicaciones Luis Rodríguez Tornaco, mencionó que 6 altos funcionarios de la binacional, fueron destituidos de sus cargos por ser los responsables de la manipulación de 20 perfiles dentro del PSE 2023.

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La fuga de talentos

Hay mucho trasfondo político en esta contratación y recontratación. Pero más allá de ello, las voces de los jóvenes que se movilizaron nos ponen de nuevo con fuerza en la agenda la necesidad de mirar oportunidades y puertas para la juventud en el país.

No tenemos garantías de que la meritocracia y la transparencia sean realmente puentes que otorguen oportunidades a personas cualificadas para ocupar puestos claves y estratégicos para contribuir a favor del desarrollo del país.

La fuga de jóvenes talentos con perfiles idóneos es una realidad silenciosa a la que no se le da una debida importancia. ¿Qué pueden esperar jóvenes talentos de un país que no les ofrece las garantías necesarias para poder ejercer y retribuir en obras y acciones todo lo que están capacitados para dar?

Esta vez, en una lucha organizada, se mantuvo el proceso de selección de 165 personas. Confiados o no en el proceso, se demostró que la juventud paraguaya es una fuerza imparable.

Que sea este hecho una motivación para que más jóvenes sigan formándose profesionalmente y no se desanimen ante los desafíos que aún quedan por enfrentar.

El futuro del país

Es normal escuchar en períodos de elecciones a los candidatos decir a boca llena que: “los jóvenes son el futuro del país”, olvidándose de que en realidad son el presente. Un presente que cuestiona, debate y es cada vez menos tolerante ante los hechos de corrupción.

Por eso, dado los últimos acontecimientos que involucran a estos jóvenes, cuyos perfiles profesionales, en la mayoría de los casos, están altamente cualificados para los cargos a los que se postularon, fue hasta indignante y humillante luego de haberse sometido a tan rigurosos procesos de selección mientras otros funcionarios, incluso con rangos más altos hayan ingresado a la misma gracias a favores políticos sin siquiera estar calificados para los cargos que desempeñan.

Ordenar la casa y mirar para adentro

Este polémico proceso selectivo deja un mensaje que no sólo es para Itaipu, sino para cualquier institución que lleve a cabo los procesos de selección a través de los llamados a concursos y es que: se deben exigir la transparencia, la preparación y formación de las personas que ingresan a ocupar cargos, por sobre todo ordenar la casa por dentro, con los integrantes que ya están, para que cada uno pueda desempeñar correctamente sus funciones sin verse afectado por hechos de corrupción que empañen la imagen de las instituciones y la de ellos mismos, haciendo perder la poca o nula credibilidad con la que cuentan.

En el caso de Itaipú, el desafío es doble, porque ese patrimonio nacional que son las y los trabajadores de la entidad, es al mismo un motor clave del proceso de recuperación y transformación de Itaipú que el país necesita, hacia la soberanía, transparencia y desarrollo.

Vía para el desarrollo

Itaipu, no sólo es energía, lo hemos mencionado en reiteradas ocasiones, Itaipu es la llave para el desarrollo que tanta falta le hace al país, uno de nuestros principales recursos que si logramos la tan anhelada soberanía podríamos recuperarnos de las secuelas que dejaron años de retroceso, corrupción y mala administración.

A 50 años del Tratado de Itaipu, estamos ante un escenario que no favorece al país ni se muestra demasiado alentador pero que se puede revertir en la futura renegociación del Tratado si nos guiamos por un plan de acción estratégico.

Confiamos en que, así como se hicieron escuchar las voces de los jóvenes que fueron desvinculados y luego de una organizada lucha fueron reincorporados, así también se revise minuciosamente las ventajas que tiene Paraguay ante Brasil, con un equipo negociador que coloque al país en primer lugar por sobre sus propios intereses, antes de continuar cediendo nuestra energía.

No se puede construir un país sin que las piezas claves del juego estén bien colocadas, es momento de fijarnos en el tablero de ajedrez, de qué manera nuestras posiciones aventajan nuestras estrategias y nos impulsan a realizar las movidas necesarias antes de que el oponente nos diga, otra vez, ¡Jaque mate!

*Estudiante de Relaciones Internacionales. Integrante de la Campaña Itaipu ñane mba’e / @itaipunanembae