Sobre aclaraciones que oscurecen

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Desde hace un par de semanas, las denuncias relacionadas a la autenticidad de los títulos académicos presentados por el Senador Hernán Rivas arrecian y se suman, dando lugar incluso a situaciones cómicas (siempre el humor es un medio de defensa válido de la sociedad ante los atropellos), como así también a la enorme distracción de tiempo y recursos parlamentarios que van de la mano con las discusiones en torno a este tema aparentemente tan sencillo.

Difícil de comprender: La actitud de los colegas que en la votación por la pérdida de investidura votaron en contra o se abstuvieron de hacerlo… A ver, la política se debe analizar de manera diferente y aun así no siempre se podrá entender, por la cantidad de intereses que hay detrás, pero algunos de estos votos sorprenden y mucho. Como cuando vienen de una ex Ministra de Educación, o de un Licenciado en Historia. Uno creería que, al margen de los intereses partidarios, situaciones como ésta les deberían molestar como una piedra en el zapato, pero por lo visto que no tanto.

Hay que reconocerle templanza al Senador Rivas: Acorralado por miembros de la prensa, que sabemos muy bien saben ser “pesados” y sacar de quicio hasta al más pintado, sobre todo a aquéllos que algo tienen que esconder, lo podemos escuchar al miembro de la Cámara Alta que sigue con sus declaraciones inconsistentes y enredándose a medida que las hace, con el rostro impasible y sin perder la pasmosa tranquilidad que lo caracteriza. Lejos de ser agresivo como algunos de sus colegas o proferir insultos, se presta en todos los casos a responder. Por este hecho, a pesar de la vaguedad e inconsistencia de sus respuestas, algún mérito debemos atribuirle.

La Prensa, la incómoda Prensa, siempre volviendo a esa maldita costumbre de sacar verdades incómodas a la luz, dando rienda suelta a ese hábito tan feo de poner en conocimiento de la gente con lujo de detalles cosas que sería mucho más práctico ocultar bajo la alfombra, sigue y seguirá haciendo su trabajo, le pese a quien le pese. Y la opinión pública sabrá decidir qué medios prefiere según la tendencia de aquéllos, estos son algunos precios y privilegios de la hermosa libertad de la que gozamos.

Volviendo a nuestro debatido Senador, y a sus controvertidas manifestaciones en las que solicita tiempo para presentar los “infórmenes” que justifiquen y validen todos los títulos presentados, como que nos viene a la mente el refrán español “Lo que natura non da Salamanca no presta”, por lo que parecería que cualidades innatas como la inteligencia, aplicación y perseverancia, al no ser innatas en su persona, ya no las podrá adquirir, ni siquiera asistiendo a centros de estudios de excelente reputación. Por lo que, las recomendaciones del ex Diputado Portillo en relación a que se prepare y estudie, podrían no encontrar suelo fértil finalmente.

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Los debates políticos profundos que vemos en los Parlamentos de algunos países y que tuvimos alguna vez en el nuestro, no se compadecen de la realidad actual, y posiblemente no van a volver a existir. La preparación actual es distinta, como lo es también el ritmo que se exige tanto a éstos como a cualquier profesional. Lo que no se puede obviar de modo alguno es la autenticidad del currículum que cada uno presente, y más aún en los cargos públicos, porque esa declaración jurada debe causar los efectos que la ley prescribe. Y en este sentido, la defensa de lo indefendible se torna hasta jocoso, por la falta absoluta de asidero para hacerlo.

Cualquier coaching personalizado incluirá la comprensión y necesidad de cada persona que desee superarse del casi insustituible imperativo de rodearse de gente mejor, más sabia y con mejores ideas. Por ello, es incomprensible que Hernán Rivas haya presidido el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, estando en tela de juicio la validez de su propio título, salvo… la funcionalidad manifiesta a los intereses de otros.

Mientras esperamos expectantes la definición de esta novela parlamentaria, continúan apareciendo certificados de estudio de dudoso origen y el locuaz Senador sigue haciendo declaraciones que más que aclarar, oscurecen cualesquiera intenciones de entender a cabalidad el motivo de la forma férrea en que se aferra -y le permiten seguir aferrado- a su inmerecido escaño.