No me morí todavía

Las filas volvieron a ser largas esta semana en el local de la Caja Central del Instituto de Previsión Social.

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Allí, jubilados del IPS aguardaban turno para demostrarle a la previsional que aún siguen vivos y por lo tanto deben seguir percibiendo lo que mensualmente les corresponde en concepto de jubilación, tras haber aportado durante varios lustros de su vida para acceder a este reconocimiento.

La ansiedad volvió a estar presente allí esta semana, ante la información de que desde el 31 de este mes deberían volver a tener que demostrarle personalmente cada tres meses al IPS que aún no habían fallecido.

Ansiedad, porque a la información se le agregó la desinformación de que podrían verse afectados en el cobro de sus jubilaciones ya desde el 17 de este mes.

Eso último es falso. Aunque sabemos cómo funcionan los mensajes enviados y reenviados por WhatsApp, sin preguntar de dónde sale lo que estamos recibiendo en el celular.

Ante la ansiedad que empezó a amplificarse y la desinformación que comenzó a multiplicarse, el Consejo de Administración resolvió suspender entonces hasta el 31 de agosto la obligatoriedad de volver a tener que realizar el trámite denominado sobrevivencia presencial, o fe de vida.

Volver a tener que realizar, ya que durante la pandemia se suspendió la obligación de que los jubilados deban realizar este trámite.

Pero la cuestión de fondo sigue vigente, el absurdo de que por ley se revierte la carga y es el jubilado quien debe demostrar que aún no murió, pese a que la previsional tiene la capacidad de interconectarse con diferentes instituciones privadas y del Estado para cruzar datos sobre los óbitos que se registran a nivel nacional.

Así están por ejemplo el Ministerio de Salud, que expide los certificados por los fallecimientos, o el Registro Civil que emite los documentos oficiales del Estado, o el propio IPS que registra las muertes que ocurren en sus centros de atención, y en contrapartida las consultas y tratamientos presenciales que brinda a los propios jubilados en sus mismos centros.

El director de jubilaciones y pensiones del IPS, Carlos Cabral, a quien entrevistamos en estudios de la 730 AM, confirmó en que están cruzando las bases de datos de estos sitios, de la Justicia Electoral y de los bancos encargados de los pagos, que realizan también controles a través de sus sistemas biométricos, para plantear una solución de fondo al problema.

Se puede. Es cuestión además de plantear una modificación de la ley, que obliga a los jubilados a tener que realizarlo actualmente como máximo cada seis meses, aunque el Consejo de Administración del IPS puede disponer incluso un plazo inferior, como lo había resuelto últimamente fijándolo en solo tres meses.

¿Que hubo varias historias de fraudes de familiares que siguieron cobrando de forma irregular las jubilaciones de quienes ya fallecieron? Pues es cuestión de cruzar información y denunciar formalmente a quienes incurrieron en esta deshonestidad.

Los miles de millones que mensualmente recauda el IPS en concepto de aporte obligatorio para la jubilación, deberían servir para hacer más digna y llevadera la vida de quienes contribuyeron durante varios lustros de su vida laboral para poder en el tramo final de sus vidas tener una existencia un poco más sosegada y menos angustiante.

Es cuestión de voluntad.

guille@abc.com.py

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