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La situación mantiene en zozobra a la comunidad ovetense, y la Policía y la Fiscalía demuestran poco interés por el tema. Las mujeres viven con el temor de ser víctimas de los ladrones o violadores seriales y portan cuchillos y aerosoles pimienta para intentar protegerse de los malvivientes.
Hasta ahora, la policía no puede dar con los principales responsables de los hechos y, pese a las continuas denuncias, hacen poco o nada para solucionar el problema. En ocasiones, los sospechosos son detenidos, pero rápidamente son liberados por falta de pruebas suficientes para acusarlos.
Ante la ineficiencia de las autoridades locales y nacionales, ciudadanos autoconvocados realizaron el miércoles pasado una gran manifestación en la rotonda principal de esta ciudad para exigir acciones a la justicia y frenar los hechos delictivos. Posterior al hecho, el jueves pasado, la junta municipal declaró emergencia de inseguridad ciudadana en Coronel Oviedo y pidieron la reacción de la Fiscalía y de la Policía.
También la Comandancia de la Policía Nacional dispuso el cambio del director de policía del departamento de Caaguazú, Elvio Florenciáñez Viveros, y asumió el cargo el Crio. Isabelino Galeano Recalde.
Pese a la situación, la población ovetense sigue disconforme con la situación social de la localidad y piden la captura inmediata de los abusadores de Coronel Oviedo.
El hecho demuestra la total falta de preparación de la Policía Nacional, de la Fiscalía y del Poder Judicial, cuyas entidades son las responsables de velar por la seguridad de la sociedad civil. Malvivientes y violadores improvisados seriales recorren por la ciudad de Coronel Oviedo y acechan principalmente a mujeres vulnerables de la localidad y las entidades responsables no hacen nada para solucionar el flagelo.
Los agentes de la Policía Nacional, Fiscalía y Poder Judicial deben dejar de joder sobre el tema y enfrentar y castigar con mano dura a los malvivientes que mantienen en zozobra a la comunidad.
Por su parte, la ciudadanía debe dejar de ser temerosa para reclamar sus derechos y buscar la forma de organizarse y convertirse en un ente contralor para exigir a las autoridades cumplir sus funciones y castigar a los que solo viven de las desgracia de la gente.