Bajo rendimiento escolar, un problema en el que participa el docente

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Con falta de herramientas suficientes, el bajo rendimiento escolar no solo es culpa del alumno.
Con falta de herramientas suficientes, el bajo rendimiento escolar no solo es culpa del alumno.ABC Color

A fin de año, el profesor de guaraní, que durante sus clases solo enseñó vocales y lectura oral, te exige redactar un poema al nivel de Emiliano R. Fernández. Con falta de herramientas suficientes, el bajo rendimiento escolar no solo es culpa del alumno.

Entre risas y bromas de tus compañeros, poco a poco, se siente en el ambiente la presencia del profesor que, con una mirada seria y cansina, espera que todos queden en silencio. Para sorpresa de muchos, provocando una sensación de hartazgo, el docente habla acerca de un trabajo práctico que medirá el nivel académico del curso; ¿te parece conocida esta metodología?

La tarea, que más bien parece un castigo a largo plazo, consiste en el análisis de un libro y una exposición acerca de la novela elegida. Sin embargo, el obstáculo literario al que te enfrentarás es “Yo el supremo” de Augusto Roa Bastos; aunque parezca pan comido para el estudioso de la clase, también será el causal de un aplazo para el menos asiduo a la lectura.

No obstante, el profesor de castellano afirma que, como Roa Bastos es el máximo exponente de la literatura paraguaya, sin excepción, todos deberían leer alguna de sus obras. El panorama se oscurece, teniendo en cuenta el expediente de nuestro país, pues cada paraguayo lee, en promedio, menos de la mitad de un libro al año, según la Cámara del Libro Asunción Paraguay.

Entonces, si un joven nunca disfrutó de algún ejemplar literario o no contó con el privilegio de poseer un estante repleto de libros en su sala, ¿cómo podría introducirse al mundo de la lectura, teniendo como primera opción un texto de Roa Bastos? ¿Proponer una obra tan complicada como Yo el supremo no sería sepultar la pasión por la lectura de una mente juvenil, en lugar de motivarla?

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Por otro lado, también dejan mucho que desear los métodos de enseñanza de nuestra lengua nativa, que a más de uno provoca dolores de cabeza, similares a la migraña causada por los problemas de matemática. Con la enseñanza básica de vocales nasales y orales, el formato de preguntas y respuestas y las lecturas en guaraní, al llegar al segundo o tercer curso de la media, redactar cuentos y escribir poesías en este idioma pueden resultar toda una odisea.

De acuerdo a la psicopedagoga Melissa Rojas, uno de los principales puntos flojos en nuestro país es la calidad de la educación, que queda al descubierto con las enseñanzas de muchos profesores. “Los jóvenes necesitan recibir más herramientas que los ayuden a enfrentar con suficiente preparación su futuro académico”, afirma la profesional.

No todos son un Manuel Ortiz Guerrero que escribirá versos deslumbrantes en el dulce idioma guaraní o un Gabriel Casaccia que deja boquiabierto a muchas personas, con una verba incomparable. Por ello, sin las herramientas suficientes, nadie estará completamente preparado para desempeñarse con éxito en cualquiera de sus tareas, como esperan algunos docentes.

Por Macarena Duarte (17 años)