La honestidad debe ser el valor fundamental en las personas que ostentan un cargo tan importante como el de los legisladores; no obstante, algunos diputados y senadores solo piensan en conseguir dinero, sin importar si actúan o no al margen de la ley. Miguel Cuevas, Carlos Portillo, Ulises Quintana y Tomás Rivas son algunos de los parlamentarios que están en la mira de la justicia por casos de corrupción.
El diputado Miguel Cuevas está siendo investigado por los hechos corrupción de enriquecimiento ilícito, declaración falsa de sus bienes y tráfico de influencias. Cuevas dijo que generó su fortuna vendiendo zapatos, pero ante esta justificación, más de un ciudadano habrá pensado “no lo se Rick”. El parlamentario fue imputado; sin embargo, aún no fue encontrado culpable de las acusaciones que pesan en su contra.
El “trinomio de oro” conformado por Carlos portillo, Tomás Rivas y Ulises Quintana, todos diputados, está siendo investigado por la justicia; aunque había evidencias en su contra, los implicados fueron salvados del desafuero. Portillo, diputado liberal, es indagado por el delito de tráfico de influencias, luego de que se filtrara un audio suyo, pidiendo una coima 3.000 dólares para favorecer a alguien en un fallo judicial.
El diputado Ulises Quintana, colorado, es otro de los parlamentarios que no acata las leyes, ya que se encuentra imputado por faltas como enriquecimiento ilícito, asociación criminal y lavado de dinero. Por otro lado, Tomás Rivas (ANR), miembro del trinomio de oro, es indagado por supuesto pago de salario a sus caseros, con dinero que pertenece al pueblo.
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Por último, el colorado Javier Zacarías Irún también conforma la lista de imputados. El senador cuenta con una fortuna que ronda los 30.000 millones de guaraníes y no pudo justificar totalmentre de donde proviene ese dinero. Zacarías fue investigado por enriquecimiento ilícito y falseamiento de datos, pero, lastimosamente, fue blanqueado en Ciudad del Este.
Nuestros legisladores ya no tienen miedo a la justicia, pues a platazo limpio y con favores a sus correlís son blanqueados. Tener políticos manchados por delitos ya se volvió una costumbre en nuestro país y resulta de vital importancia que los jueces encargados de juzgar los casos de los parlamentarios apliquen mano dura para que sirva de ejemplo a los demás camaristas.
Quizás, con penas de cárcel elevadas, los congresistas tomen en serio su laburo y, lo más importante, trabajen con honestidad para beneficiar al pueblo.
Por Alejandro Gauna (18 años)