Rotela, de abigeo a capo narco, mantuvo en zozobra al sistema penitenciario

Armando Javier Rotela Ayala (41), oriundo de la ciudad de Tobatí, departamento de Cordillera, principal objetivo de la operación Veneratio, se inició muy joven en el mundo del crimen en el rubro del abigeato, en el año 2000, pero cuando eso ya tenía un antecedente por lesión grave de 1999. Luego cayó en el 2005 por varios hechos de asaltos y robos; sin embargo, en el 2007 fue nuevamente detenido por coacción grave.

En julio del 2011,  Armando Javier Rotela Ayala es detenido en el Bañado Sur de Asunción,   por efectivos del departamento Antinarcóticos.
En julio del 2011, Armando Javier Rotela Ayala es detenido en el Bañado Sur de Asunción, por efectivos del departamento Antinarcóticos.

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Desde ese momento Armando Rotela -objetivo de la operación Veneratio desplegada hoy- comenzó a estructurar una red para traficar todo tipo de drogas, en especial crack y cocaína en Asunción y las ciudades aledañas, con el novedoso sistema de entrega tipo delivery, para lo cual sus operadores utilizaron motocicletas.

El capo mafioso se instaló en el Bañado Sur de la capital del país, desde donde comenzó a llenar de drogas los centros nocturnos y los barrios periféricos. Otra innovación de Rotela fue la utilización de mujeres y menores de edad inimputables para realizar las entregas.

De esta forma, la estructura criminal fue creciendo muy rápidamente y para el 2011 Rotela ya tenía su distribuidor de crack en cada barrio de Asunción y Central, lo que le generaba millones en ganancias. Pero esto le trajo un problema al capo: dónde y cómo ocultar las ganancias.

Escondía su dinero bajo agua

Una solución fue cargar los billetes en bolsas de plástico y luego ocultarlas bajo agua en una pequeña laguna o aguada que había en el patio de la casa que habitaba en el Bañado Sur de Asunción, donde fue detenido el viernes 29 de julio del 2011, en una operación llevada a cabo por efectivos del Departamento Antinarcóticos de la Policía.

Durante la intervención, los agentes de la unidad policial llegaron a rescatar unos G. 20.000.000 de abajo del agua, entre billetes y monedas de diferentes denominaciones. En el mismo lugar también encontraron gran cantidad de crack y otras sustancias prohibidas.

Fuga y recaptura de Armando Rotela

Poco después de un año de su captura, el domingo 25 de noviembre del 2012, Rotela lideró una fuga del penal de Misiones, junto con otros ochos internos. Aparentemente, una mujer que fue de visita llevó un revólver entre alimentos que le entregó al capo mafioso. El criminal y sus cómplices usaron el arma para reducir a los guardias y finalmente ganar la calle.

Durante los cuatro años que Rotela permaneció prófugo de la justicia logró organizar su banda hasta convertirla en una verdadera organización criminal, que comenzó a reclutar distribuidores en todo el país y en las diferentes cárceles, donde disputaba terreno con los miembros de la organización criminal Primer Comando da Capital (PCC).

Finalmente, el 17 de noviembre, un grupo de efectivos del Departamento Antinarcóticos, al mando del comisario principal Germán Arévalos, recapturó a Rotela en la compañía Potrero Abendaño del distrito de Pirayú, departamento de Cordillera, en el límite con el municipio de Itauguá, del departamento Central.

Clan Rotela: dominado desde la cárcel

Desde ese momento, el criminal se hizo mucho más fuerte y su organización criminal fue conocida como Clan Rotela, que dirigía desde la cárcel con la colaboración de un grupo de reos incondicionales, quienes manejaban grupos de sicarios que operan dentro y afuera del penal.

Estos matones se encargaron de eliminar a muchos de sus enemigos y a los distribuidores que intentaron pasarse de listos y dejaron de pagar por la droga que recibieron.

Masacre en la cárcel de San Pedro

El antagonismo entre el PCC y el Clan Rotela desencadenó una masacre en el penal de San Pedro, cuando al mediodía del domingo 16 de junio de 2019, diez miembros del Clan Rotela fueron asesinados por los integrantes de la facción criminal brasileña.

En febrero del 2021, seis internos de Tacumbú fueron asesinados, tres de ellos decapitados durante un amotinamiento encabezado por Rotela. Supuestamente, los presos fueron masacrados porque alertaron a las autoridades sobre un plan de fuga del capo narco.

Prácticamente desde ese momento Rotela tomó el mando del penal de Tacumbú, donde casi la mitad de los internos eran de su facción criminal. Es más, en octubre pasado lideró un amotinamiento y tomó el control de casi todo el reclusorio, lo que generó una feroz crisis en el sistema penitenciario nacional.

Las autoridades nacionales denunciaron que muchos funcionarios penitenciarios operaban directamente bajo las órdenes del capo narco, hecho que cooperaba para agrandar más aún su poder desde detrás de las rejas.

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