El teléfono de Soledad Núñez no para siquiera un segundo mientras se termina de alistar la sala de la entrevista. A un costado, parte de su equipo define el calendario de las próximas actividades de cara al tramo final de la carrera proselitista. “Todavía no siento tanto el cansancio o capaz es como que mi cuerpo no lo procesa aún”, sostiene, mientras pide una taza de té, y recuerda que en más de un mes, el día antes de la entrevista fue la primera vez que tuvo dos horas para sentarse a responder mensajes que le llegan a su teléfono.
Con el té sobre la mesa, comenzó una conversación de casi una hora con Sin Filtro, el podcast de ABC. El mismo espacio al que fue invitado el candidato colorado Santiago Peña, pero al que su equipo de comunicación ha dado largas en las últimas semanas.
-Ya en el tramo final de la campaña, ¿cómo ves el camino de cara al 30 de abril?
-Falta muy poco. Son menos de 30 días para que la ciudadanía defina el futuro de la nación, porque esa es una de las virtudes que nos da la democracia como sistema político: el poder, la oportunidad de acudir cada cinco años a elegir al grupo político, al sector, a nuestros representantes que van a tomar decisiones muy importantes para nuestra nación.
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Falta muy poco, con mucho entusiasmo, con muchos sueños depositados en lo que se viene para nuestro país. Con mucha esperanza. Cansada también, el ajetreo, el ritmo de una campaña es superintensa; uno deja de lado muchas cosas, como tiempo con la familia o para uno mismo. Pero vale la pena el final del camino.
La política requiere vocación de servicio, porque es el arte de servir, aunque algunos entran con otros intereses. Quienes queremos cambiar las cosas, sabemos que hay que dar la vida.
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-¿Crees que puede ser la campaña de mayor polarización y desinformación que hayamos enfrentado en la era democrática?
-Yo creo que de desinformación, definitivamente sí. Esto es algo que no le afecta solamente a Paraguay, creo que es un riesgo que está muy presente en prácticamente todas las democracias de occidente, con las redes sociales que pueden ser herramientas que favorecen el proceso de divulgación de informaciones que no son reales y vivimos la era de la posverdad. La gente ya no cree en muchas cosas y eso genera un terreno fértil para que los grupos que tienen intereses instalen cosas que no son reales.
Hemos visto en estos meses de campaña fotografías, tuits falsos, videos armados, montados, equipos de diseño y comunicación que se dedican única y exclusivamente a desinformar con el fin de mantener el poder.
-¿Cuáles van a ser las opciones que va a tener la gente el 30 de abril? ¿ Cuáles son los modelos que se enfrentan en esta elección?
-En las elecciones definimos entre el país que tenemos ahora; es decir, el continuismo, seguir viviendo en un Paraguay que está siendo vergüenza internacional, en el Paraguay de la corrupción como una práctica habitual en la administración del Estado, el Paraguay del sicariato y el avance del crimen organizado, el Paraguay que está siendo utilizado por organizaciones criminales como sede principal para todas sus acciones a nivel regional; o si queremos cambiar a un modelo que represente realmente la verdadera esencia del pueblo paraguayo que es el trabajo, el esfuerzo, la solidaridad, la paz social y la justicia.
Creo que es el momento de golpear la mesa y decir que este no es el Paraguay que queremos, que este no es el Paraguay que nos representa.
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-Pero no es una cuestión que se resuelve solo con el voto...
-Para recuperar el verdadero Paraguay hay que empezar votando bien en las urnas. La alternancia es una cuestión necesaria en nuestra vida democrática, es saludable, es un requisito que no hemos tenido la capacidad de cumplir aún en los 34 años de democracia y hoy es más necesaria que nunca.
La alternancia es saludable para nuestra democracia y, por ende, para el funcionamiento de la economía y la sociedad; pero esa condición no es suficiente. Tenemos que cambiar en las urnas, pero inmediatamente después comenzar juntos el Paraguay que tiene que emerger después del 30 de abril.
-Desde un sector del coloradismo se ha querido instalar que el cambio viene de la mano de Santiago Peña, porque se presenta como un joven preparado, aunque sus decisiones y declaraciones no conllevan mucho con esa condición...
-Totalmente, para mí esa es una gran falacia. Santiago Peña no puede, bajo ningún punto de vista, representar ni la renovación ni el cambio. Es cuestión de mirar su entorno, de ver quiénes lo rodean.
Probablemente en algún momento habrá transmitido una imagen que hoy quedó desecha y está en el basurero. Para mí, Santiago Peña es una gran estafa a la juventud y a cualquiera que en algún momento llegó a creer en él. Terminó siendo más de lo mismo, no demostró coraje ni valentía para enfrentarse a los modelos que hoy en día son los responsables de tener a Paraguay en el atraso.
Lo vimos al lado de Calé Galaverna en la presentación de su libro, abrazó a González Daher o a un Beto Ovelar, de quien hay videos comprando cédulas.
Nada justifica, absolutamente nada, las decisiones que él fue tomando. Yo veo una ambición desmedida, veo un Santiago Peña para quien el fin justifica los medios, lo que es una gran mentira.
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Si el fin justifica los medios, en los medios uno va torciendo su propia moral, va vendiendo su alma al diablo y va perdiéndose en el camino, terminando desorientado y sin saber dónde está parado, por eso es que hoy lo vemos supererrático. Él (Santiago Peña) no es dueño ni siquiera de sus pensamientos y sus ideas, un día dice una cosa y al día siguiente cambia de parecer.
No hay ni una sola pizca de autenticidad. Hoy muestra una careta, una fachada, que de ninguna manera representa el cambio.
-Ese cambio de posturas se reflejó en lo que muchos consideraron una falta de respeto a los argentinos, cuando dijo que eran todos haraganes y criticó el sistema de subsidios, para después sacar una propuesta de campaña apuntando precisamente a los subsidios...
-Para mí, él representa una gran contradicción, no tiene ideas claras. Está muy desorientado en cuanto a las políticas sociales que requiere el Paraguay para resolver las grandes inequidades que nos tienen hoy como estamos.
Santiago Peña puede ser joven en edad, pero viejo en las prácticas que replica, que él trae en la política. Eso se puede ver fácilmente con el entorno que le acompaña. El sistema que él lidera es el que nos trajo hasta donde estamos.
-¿Santiago Peña es quien toma las decisiones?
-No. Él no tiene independencia, no tiene vuelo propio. Él claramente tiene un patrón que es Horacio Cartes, literalmente, porque desde que salió del ministerio (de Hacienda) y perdió la candidatura, ha trabajado para el banco que es propiedad del expresidente. Él recibe su salario a fin de mes para hacer campaña, él depende de los ingresos que provienen del grupo Cartes.
Además, debe demasiados favores dentro del Partido Colorado. Todos los grupos que le están rodeando... todos los buitres que están dando vuelta alrededor del poder, en cualquier momento lo van a comer vivo. Él no tiene ningún tipo de estabilidad, ni poder propio para poder sostener un gobierno e incluso darle estabilidad al Paraguay en los próximos años.
Aunque creo que no va a ser el caso y que vamos a ganar nosotros, yo vaticino que si él llegara a ganar se darían años de mucha inestabilidad.
-¿La inestabilidad no se daría con la alternancia?
-Por eso la alternancia es necesaria, porque permite que nuevos liderazgos ingresen a la administración pública, permite que nuevas ideas se implementen para encontrar mejores soluciones a problemas que nos afectan, crea un mejor control y balance de poderes porque hay un contrapeso entre diferentes sectores políticos que va administrando el Estado y por ende se mejoran el control y las auditorías.
La alternancia, incluso, mejora la competitividad, que mejora la representación, como podríamos verlo en el sector privado. Si hay un oligopolio, la calidad probablemente no va a mejorar, pero si hay competencia mejora lo que se ofrece la ciudadanía.
La alternancia también garantiza estabilidad porque promueve la participación ciudadana. Hoy muchos ciudadanos ya están convencidos de que las cosas no pueden cambiar, nos convencieron en 34 años de democracia de que las cosas no pueden cambiar. Nos roban lo último que nos queda, que es la esperanza.
Hoy mucha gente perdió la esperanza y hay que empezar a recuperarla.
-Tu formación en políticas públicas incluyó trabajos académicos sobre Itaipú. Hoy ya no hay deuda, pero nos siguen diciendo que la tarifa no puede bajar o que esa deuda saldada no puede significar beneficios para la ciudadanía. ¿Es realmente así?
-Claro que se puede. 100%. Nosotros tenemos muchos equipos técnicos que están trabajando en las diferentes mesas temáticas, con mucha seriedad, con mucha capacidad, con propuestas sólidas, haciendo un análisis del Paraguay que nos van a dejar y para proyectar en el país que queremos construir juntos.
Claro que podemos convertir energía en desarrollo, cambiar esa política rentista que hemos tenido por siglos a una política desarrolista que impacte directamente en el bienestar de las familias paraguayas. Esto tiene que ver con el precio de la energía eléctrica que la gran mayoría de las familias pagan con mucho sacrifico a fin de mes.

Esto puede ser un facilitador y dinamizador también de nuestra propia economía porque va a movilizar el consumo, porque van a ser recursos que van a ir a parar a alimentación, vestimenta, en ocio.
Creemos de que sí se puede, así como otros cambios profundos que necesita el Paraguay en materia pública, en áreas donde estamos aplazados el día de hoy.
-En tu paso por la Senavitat, hoy MUVH, te tocó ver la problemática del acceso a vivienda. ¿Esto podría tener relación con el lavado de dinero en Paraguay? ¿Cómo se combate?
-El lavado de dinero genera burbujas ficticias, por ejemplo burbujas inmobiliarias que terminan elevando el costo de venta de las viviendas y esto imposibilita a muchas familias que puedan tener la casa propia. Claro que el lavado nos afecta de manera directa, no es un concepto abstracto.
El combate al lavado de dinero es fundamental para garantizar un combate efectivo al narcotráfico, así se asfixia a las organizaciones criminales.
Es fundamental que Seprelad tenga los recursos que necesita, las garantías y el apoyo político para llevar adelante las investigaciones con el sistema financiero que nos permitan identificar aquellos casos, aquellos negocios, aquellas fachadas, aquellas empresas que realmente están siendo grandes lavadoras de dinero.
