La oficina 108 en Cámara Alta no sólo fue rechazada por el senador Dionisio Amarilla, si no que, el número 8 fue arrancado de la puerta en la que estaba pegado. En la Cámara de Diputados el número que indica que estamos ante la puerta de la oficina número 108 sigue y seguirá en su sitio.
Durante el periodo anterior la oficina número 108 la ocupaba Kattya González, exdiputada y actual senadora de la nación, quien entregó las llaves al diputado Raúl Benítez, de su mismo partido, Encuentro Nacional.
“El número de mi oficina no me genera nada de complejos. Hay cosas importantes de qué preocuparse en ambas Cámaras. No entiendo el estrés de Dionisio”, manifestó el joven parlamentario.
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Benítez agregó que Dionisio Amarilla debería haber manejado la misma indignación que con el número 108 el pasado viernes cuando se conformó la mesa directiva en el Congreso, que resultó copada por el cartismo.
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Recordó además que Amarilla estuvo involucrado en varios casos de corrupción. Uno de los casos más sonados ocurrió en el año 2015, cuando Amarilla era director de Finanzas de la Universidad Nacional de Asunción y la corrupción descarada en la casa de estudios hizo estallar el escándalo “UNA no te calles”. Entonces, el ahora diputado iniciaba su militancia estudiantil y política.
La historia del rechazo al número 108 en Paraguay
En épocas del dictador Alfredo Stroessner se llevó a cabo una “cacería” de personas consideradas homosexuales o “sospechosas” de serlo.
Tras el crimen de Bernardo Aranda, quien fue asesinado el 1 de setiembre de 1959 de una manera sumamente violenta, fueron aprehendidas 108 personas que por ser homosexuales se volvieron automáticamente sospechosas del crimen.
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Desde ese entonces, el estigma del mencionado número y la frase “108 y un quemado” quedó asociada a la homosexualidad o lo “amoral”.

