Uno de los grandes males de nuestra administración pública es el prebendarismo, estrechamente ligado al clientelismo. Más allá de la corrupción voraz, los cargos superfluos generan gastos innecesarios a costa de los que serían útiles para el bien común, siempre que sean ejercidos por personas idóneas y no por las que solo pueden ostentar su condición de amigas, parientes o correligionarias de la autoridad que las nombró o contrató, al margen de la Ley de la Función Pública. Tal como están las cosas, los alrededor de 340.000 funcionarios y 50.000 contratados insertos en 412 entidades son una carga muy pesada para el país. Los legisladores deberían ser los más interesados en que el dinero de los contribuyentes, a quienes representan, sea bien empleado.
El clientelismo es un objeto de estudio bastante más escurridizo de lo que se cree hasta hoy, dispara Montserrat Álvarez en este artículo.
Hay un intento de sanear el país, pero el intento es muy débil y confuso, si sanear lo entendemos por bregar que se cumpla el precepto constitucional de que todos somos iguales ante la ley, que de la función pública se extirpen el clientelismo y el prebendarismo políticos, que la narcopolítica sea combatida de frente sin excepción y que los corruptos sean enviados a la justicia sin dilaciones ni chicanas.
La Junta Municipal de Asunción, compuesta de 24 concejales, tiene a su cargo nada menos que 1.300 funcionarios (54 por cada uno). Para el edil de Colorado Añetete Martín Arévalo, la situación se debe al excesivo clientelismo. “Todos somos responsables de alguna manera”, reconoció. El legislativo se negó a entregar la nómina de trabajadores y descripción de sus funciones.
Trabajador es toda persona que consciente y voluntariamente presta sus servicios a una empresa u organización, o trabaja por cuenta propia, a los efectos de recibir una retribución o ganancia. Para el Código Laboral, el trabajador es dependiente, es decir empleado, y sus derechos cuentan con la protección del Estado.
El Gobierno nacional sigue en su lucha contra la corrupción, así como contra “el nepotismo, el clientelismo y los gastos exorbitantes que algunos individuos generaban al Estado”, expresó anoche el presidente de la República, Horacio Cartes, en un mensaje por las fiestas de fin de año emitido por la televisión pública y privada.