SALAMANCA. Los excluidos, se quejó el papa Francisco, son considerados por los poderosos “como un mero daño colateral”, en su primera encíclica que ha conmovido ya los cimientos del ala más conservadora de la Iglesia. Refiriéndose a esas exclusiones, agregó que “Ello se debe en parte a que muchos profesionales, formadores de opinión, medios de comunicación y centros de poder están ubicados lejos de ellos, en áreas urbanas aisladas, sin tomar contacto directo con sus problemas. Viven y reflexionan desde la comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la población mundial”.
Una buena cantidad de candidatos colorados no presentaron en forma los documentos requeridos. La antigüedad mínima de afiliación -de un año- así como el domicilio real y las autorizaciones para reemplazar nombres de las nóminas son las falencias más comunes. El domingo se dará el veredicto.
Estar con los pobres y excluidos “porque esa es la misión de la Iglesia”, pidió ayer el obispo castrense Mons. Adalberto Martínez al canadiense Mons. Pedro Jubinville, durante la ceremonia en la que se realizó su consagración episcopal. El nuevo pastor prometió acompañar las necesidades de su jurisdicción eclesiástica.