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Eran tiempos en que salían al exilio millares de compatriotas y extranjeros considerados peligrosos por el régimen, segregados de su tierra natal, en su mayoría definitivamente. Alfredo Stroessner fue el gobernante autoritario más longevo del mundo después del norcoreano Kim iI Sung, padre del actual Kim Jong-un, en cuanto a récord de permanencia.
Renunciando a las alabanzas y panegíricos al dictador, este medio creció fortaleciendo cada vez más su convicción y coraje para denunciar las injusticias reclamadas por sus lectores. Conquistó así su confianza y fidelidad, motor que lo posicionó a la vanguardia de la preferencia popular de la que nunca se apeó aún en los momentos más oscuros de las libertades públicas.
A lo largo de sus 57 años, decenas de periodistas, corresponsales y distribuidores de ABC han tenido una historia personal que contar. Varios fueron a parar con sus huesos a la cárcel, incluido su director fundador, Aldo Zuccolillo, o exiliados (caso Thompson Molinas) para escapar de las amenazas o expulsados del país, como pasó con el periodista uruguayo José María Orlando (1983).
Otros más desafortunados fueron asesinados, como Pablo Medina, en Curuguaty, en 2014.
En la sumatoria a lo largo de su historia, los directores de ABC y varios de sus periodistas acumularon al menos medio centenar de querellas por supuestos delitos de difamación, calumnia e injuria.
Una de las más escandalosas, que obligó al diario a pagar una indemnización de unos G. 1.500 millones, es la que miembros sojuzgados de la Corte Suprema de Justicia concedieron a Juan Carlos “Calé” Galaverna (en 2006), carcamal de la política criolla al que se adjudica un misterioso poder para poner de rodillas a funcionarios, políticos, fiscales, jueces y ministros de la Corte, vivo retrato de la impunidad vigente.Los 57 años de ABC Color: Evocación de hechos y de personalidades
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Casi 20 años después, hace poco más de una semana, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) recomendó a las autoridades paraguayas rever el arbitrario fallo y restituir a ABC sus derechos, incluido un acto público de reivindicación pública de nuestro director (fallecido en 2018) y de su familia, más la devolución de la millonaria suma sustraída.
Los elementos más recalcitrantes del autoritarismo, sus mentalidades y métodos de violencia estuvieron al acecho todos estos años. El trabajo periodístico se desarrolló en un estado de convulsión constante.
Lucha por los intereses del Paraguay
Antes de la extinción del “Tiranosaurio”, como lo describía el escritor Augusto Roa Bastos, ABC realizó campañas históricas, como aquella que consiguió evitar la entrega de Itaipú por los pusilánimes locales a los zorros del Gobierno de Brasil.
El Paraguay de entonces era un paraíso para el malevaje internacional, forajidos, estafadores, mafiosos, prófugos de otros países y extremistas de ultraderecha a quienes se les cobraba una millonaria cuota para asegurar su permanencia en el territorio nacional.
Los nazis Joseph Mengele (el Ángel de la Muerte) y Eduard Roschmann (el Carnicero de Riga) fueron sus clientes más representativos. El francés Auguste Ricord, un exestrecho colaborador nazi en la II Guerra Mundial, más conocido como el Padre de la Heroína, que vivía como un jeque en Itá Enramada, no pudo escapar de su extradición a Estados Unidos. Su paisano Georges Watin (“el Chacal”, el hombre que protagonizó 7 atentados contra Charles de Gaulle) también estuvo protegido hasta que le embromó la democracia. Perdió todos sus bienes y murió en la más triste orfandad y miseria en Fernando de la Mora.
El exjefe del casino de Niza, Jean Dominique Fratoni, un amigo de Delfín Ugarte Centurión, aterrizó en el aeropuerto de Asunción en 1987 y desapareció enseguida, perseguido por el servicio secreto francés.
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Las conjeturas relacionan ciertas tragedias con algún atraso en el pago de sus cuotas con los gorilas del régimen.
El afamado escritor Graham Greene describe a la perfección la consigna para sobrevivir en Paraguay, que se sintetizaba en dos palabras: “Cómpralo o golpéalo”.
En su novela Viajes con mi Tía, la protagonista, tía Augusta, relata que al pisar territorio guaraní en el puerto de Asunción, conoció a Visconti, un llamativo pordiosero con acento italiano que trató de convencerle que había sido un hombre de mucho dinero hasta que la maquinaria de funcionarios corruptos le rapiñó hasta el último centavo en su afán de obtener un pasaporte falsificado.
En contrapartida, había otros extranjeros que vivían entre privilegios y lujos, como “el Bello Cónsul”, el alemán (nazi también) Hans Herman Weyer y el argentino uruguayo (descendiente de suizos) Gustavo Gramont Berres, hábiles estafadores que vendían estancias de fantasía o contraían empréstitos millonarios comprometiendo el crédito del Paraguay.
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El “santuario de malechores” también acogió al holandés Meijer, el hombre que secuestró al millonario cervecero holandés Heinecken y al alemán Weber, buscado por una descomunal estafa en su país.
Con el advenimiento de la democracia en 1989, cinco años después del cierre de ABC, a la persecución política se unió con más fuerza la amenaza del narcotráfico y el contrabando en la frontera, que obligó a los corresponsales a convivir con guardaespaldas, caso Cándido Figueredo.
Los reportes de masacres entre mafiosos se hicieron rutina. El periodista Santiago Leguizamón, un excorresponsal de ABC en Pedro Juan Caballero, fue acribillado a balazos en 1991. El dinero narco comenzó a contaminar sectores importantes de la política y la economía. Existe hoy una lista frondosa de mafiosos devenidos en políticos o bastante de estos contaminados por el dinero de la droga muertos o encarcelados.
Las amenazas de hoy
Con los Gobiernos de Horacio Cartes y Mario Abdo Benítez no se detuvieron los ataques. Políticos y funcionarios públicos investigados por actos de corrupción quisieron acallar la voz de la prensa amparándose en el nefasto precedente (Juan Carlos Galaverna).
A ellos se fueron sumando más condenas, como la que obtuvo a su favor la que fuera directora de Tributación del Gobierno de Cartes, Marta González Ayala, sentencia revisada recientemente a favor de ABC por la nueva Corte Suprema de Justicia.
Con el paso del tiempo fueron más los magistrados que entendieron la importancia y valor de la libertad de información para la vigencia de la democracia y enfrenta con más determinación a la presión que busca destruir el periodismo independiente.