La medicina tradicional pone en peligro al elefante en Birmania

BANGKOK. El comercio de piel de elefante para uso en medicina tradicional se han incrementado en los últimos años en Birmania (Myanmar).

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Esto alarma a conservacionistas y autoridades que pretenden proteger al número mermante de paquidermos.

Trozos de piel rugosa del tamaño de una mano se encuentran a la venta en los principales mercados birmanos y atraen a los clientes por sus supuestas propiedades curativas arraigadas en las creencias locales y de la vecina China.

“Siempre hemos visto piel de elefante a la venta. El problema no es nuevo, pero sí que la demanda está creciendo”, apunta a Efe Chris Shepherd, director en el Sudeste Asiático del grupo para la protección de los animales Traffic y que estudia desde hace más de una década el tráfico ilegal de animales en Birmania.

El experto apunta que ha encontrado piel del enorme mamífero en zonas tan dispares como en el rastro de Mongla, en el noreste del país y frontera con China, o a la sombra del afamado “Golden Rock”, en el sur, en la considerada como la lonja central del país.

“El principal destino es China, en lugares como Mongla se usa moneda china, se habla idioma chino y los clientes son de ese país. Sin embargo, también existe un consumo local”, remarca Shepherd.

Birmania, un país que ha permanecido aislado durante casi medio siglo de dictadura militar, se ha destapado en los últimos años como un centro para el tráfico de especies.

Los jirones laminados de cuero de elefante se pueden encontrar junto a otras partes apreciadas del paquidermo, como sus colmillos o pezuñas, y decenas de aves, felinos, primates o reptiles que, vivos o despedazados, engrasan este negocio ilícito.

Gobierno y conservacionistas no se ponen de acuerdo sobre las cifras de elefantes muertos a manos de los traficantes.

Mientras las autoridades cifran en menos de una decena los paquidermos abatidos el año pasado, oenegés calculan más de medio centenar y denuncian un aumento de la caza en 2017.

El precio por un kilo de piel se encuentra alrededor de los 150.000 Kyat birmanos (unos 110 dólares o menos de 100 euros) y según las creencias de la medicina tradicional sirve para curar eccemas y otros problemas epidérmicos o como ingrediente para ungüentos de tratamientos blanqueadores.

“El problema reside en que no tenemos suficientes datos sobre la venta de piel de elefantes en el pasado, por lo que es complicado comparar con el comercio actual. Pero definitivamente está creciendo”, sentencia el conservacionista.

Un síntoma del aumento en la demanda es que, al contrario de lo que sucedía hace años, los traficantes han puesto en su diana a hembras y ejemplares jóvenes, ambos sin colmillos del preciado marfil.

El ministerio de recursos Naturales y Conservación Ambiental de Birmania aprobó en enero un plan de diez años con el objetivo de intensificar la protección y conservación de estos mamíferos.

No obstante, aunque la presión se incentive en las zonas controladas por el Gobierno, hay extensas regiones del país en manos de grupos étnicos armados donde existe un “flujo libre” para el mercado negro, asegura Shepherd.

El experto de Traffic, que ha ayudado a identificar parte de las rutas locales del comercio de los traficantes, insta a China a aplicar la ley en sus fronteras y perseguir el contrabando en esta batalla a largo plazo para la conservación del animal.

Según censos extraoficiales, habría entre 1.400 y 2.000 elefantes salvajes en Birmania y unos 6.000 en cautividad, la población más grande de este animal en el Sudeste Asiático.

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