Deplorable desconocimiento de titular de Unión Industrial Paraguaya (UIP)

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Al presidente de la UIP, Enrique Duarte Luraghi, le preocupa que se haya filtrado a la prensa un informe oficial de 200 páginas sobre hechos que configurarían lavado de dinero, evasión impositiva y posible contrabando, que hacen a la vida institucional de la República. Sí, como leyó: descripciones que coincidirían con la figura del contrabando, una actividad ilícita que la UIP dice perseguir en una lucha sin cuartel y sin tregua. No le preocupan los hechos denunciados, menos que las instituciones encargadas de investigar aún sigan en modorra: le preocupa que se haya filtrado el informe y que la ciudadanía se haya enterado de las denuncias que contiene.

Al presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Enrique Duarte Luraghi, le preocupa que se haya filtrado a la prensa un informe oficial de 200 páginas sobre hechos que configurarían lavado de dinero, evasión impositiva y posible contrabando, que hacen a la vida institucional de la República del Paraguay. Sí, como leyó: descripciones que coincidirían con la figura del contrabando, una actividad ilícita que la UIP dice perseguir en una lucha sin cuartel y sin tregua.

A Duarte Luraghi no le preocupan los hechos denunciados dentro del reporte, menos que las instituciones encargadas de investigar aún sigan en modorra: le preocupa que se haya filtrado el informe y que la ciudadanía se haya enterado de las denuncias que contiene dicho documento oficial de casi 200 páginas. Lo más preocupante es que una de las actividades que se describe con mayor precisión en el mencionado reporte que incomodó al empresario son sospechosos movimientos económicos que coinciden con las características de lo que todos conocemos como contrabando.

De sus dichos podrían concluirse dos suposiciones igual de graves. La primera de todas es que pareciera que la gravedad del posible contrabando no preocupa demasiado al titular del gremio industrial si lo que se mueve detrás es la alcurnia de millones de dólares o el sospechado es un hombre que ocupó el más alto cargo público dentro de un país, como él mismo lo dijo, “por ejemplo un expresidente de la República”. Pareciera que si el tráfico ilícito de un producto es realizado en volúmenes descomunales y por ciudadanos de rancia prosapia o lustroso abolengo, ni las sospechas ni los sospechosos deben ser expuestos como habitualmente se hace con aquellos a quienes se escracha documentalmente en comunicados y prensa por dos frascos de aceite y tres vinos en cartones de Clorinda. Su discurso nos conduce inexorablemente a una realidad que siempre ha sido objeto de sospecha pública: que hay “contrabandos” y “contrabandos”. Que algunos contrabandos preocupan, encienden las alarmas y las persecuciones. Y que otros son contrabandos… pero son de los cuates.

De sus dichos también se desprende una segunda conclusión más preocupante aún: al titular de la UIP no le preocupa el derecho de una nación a saber lo que afecta a sus instituciones y a la médula de su democracia. Al titular de la UIP no le inquieta el contenido de las filtraciones; tampoco le incomoda demasiado que la Fiscalía no haya aún articulado sus músculos para ir en búsqueda de las evidencias que respalden las graves denuncias del reporte. No. A Duarte Luraghi le preocupa la filtración.

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El líder de uno de los gremios más importantes y de trayectoria en el Paraguay desconoce la historia del mundo y las revoluciones que se han dado gracias a las filtraciones y al derecho del pueblo a informarse. En la década del 70, Estados Unidos se sacudió con dos grandes filtraciones que cambiaron su rumbo una vez que cobraron estado público: los Papeles del Pentágono, donde un exanalista de las FF.AA. estadounidenses filtró a la prensa documentos que revelaban detalles de la implicación de ese país en la guerra de Vietnam. Los documentos confirmaron que el gobierno había mentido sistemáticamente no solo a la ciudadanía sino también al Congreso sobre un tema de interés nacional trascendente e importante.

El escándalo Watergate (1973/1974) sacudió a EE.UU. cuando aún no se apagaban los sonidos de los Papeles del Pentágono. Filtraciones de uno de los más altos funcionarios del FBI, William Mark Felt, permitieron saber de qué manera el Gobierno de Richard Nixon espiaba y robaba documentos a sus rivales políticos. El caso publicado por el Washington Post tumbó un Gobierno que abusaba de su poder usando servicios de inteligencia como el FBI, la CIA o el Servicio de Impuestos Internos (IRS) para acosar a activistas y figuras políticas.

En 1984 se sacudió al mundo desde Gran Bretaña cuando un funcionario filtró documentos sobre cómo realmente se había hundido el buque de guerra argentino Belgrano durante la guerra de las Malvinas. Le habían disparado tres torpedos, fuera de la zona de guerra establecida, y cuando tenían a bordo 1.093 tripulantes.

Más recientemente, el escándalo Wikileaks puso al desnudo los informes de seguridad e inteligencia de la diplomacia estadounidense alrededor del mundo refiriéndose a cuestiones internas de los países. Más de 250.000 cables filtrados permitieron al planeta conocer en profundidad las dinámicas y actividades del Gobierno de los Estados Unidos en el exterior con la intervención visible del activista Julian Assange. En el 2013 fue el turno del caso Snowden, un exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad de los EE.UU. quien alertó sobre los programas masivos de vigilancia del Gobierno de EE.UU. que vulneraban garantías básicas y consagradas.

Más recientemente en amplios y colaborativos programas internacionales de periodismo liderados por el Consorcio Internacional de Periodistas (ICIJ por sus siglas en inglés), salieron a la luz escándalosas revelaciones gracias a filtraciones que volvieron a tumbar primeros ministros, apresaron a personas alrededor del mundo y se emprendieron grandes investigaciones que concluyeron con cárcel y multas alrededor en todo el orbe. Desde el Luxemburgoleaks, SwissLeaks, Panama Papers o el más reciente Pandora Papers, todos ellos han tratado de monumentales filtraciones de datos confidenciales de interés público que culminaron en grandes escrutinios fiscales y judiciales.

Las personas públicas, que realizan actos públicos que son de interés público, están expuestas al escrutinio público. Es un mandato de las democracias modernas que optan por el control público sobre la cosa pública como un freno para los abusos de poder y como vigilancia en un Estado. Un par de teclas de su celular es todo lo que puede costarle al actual presidente de la UIP, Enrique Duarte Luraghi, para verificar archivos digitales que le permitan dimensionar la importancia capital de lo que en estos momentos se debate dentro de nuestra República. Informarse y comprender de asuntos que hacen a la médula de nuestra democracia podrían servirle para que la próxima vez no ponga en ridículo a una institución centenaria que antes, y en los peores momentos del Paraguay, nunca dudó en ponerse del lado de la gente, la legitimidad, la defensa de la legalidad y las instituciones.