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Este dato fue confirmado ayer por funcionarios del Ministerio del Interior y agentes de la Policía Nacional, quienes el martes último desbarataron tras un enfrentamiento a tiros la célula del grupo criminal Primer Comando da Capital (PCC) que el 18 de julio pasado atacó en el Chaco dos camiones blindados de la empresa Yrendagué SA que se dirigían a Asunción.
El asalto se había producido en el kilómetro 170 de la Ruta Transchaco, zona de Montelindo, departamento de Presidente Hayes.
El comando armado chocó y tumbó uno de los transportadores de caudales, pero los criminales no se alzaron con mucho dinero porque el rodado iba casi vacío. El otro blindado sí estaba lleno de plata, pero sus ocupantes lograron eludir el operativo de los delincuentes.
Tras aquel ataque, los miembros del PCC tomaron por asalto una estancia situada a solo 15 kilómetros, donde tomaron de rehenes a sus ocupantes y permanecieron escondidos por tres días, hasta el 21 de julio, cuando nuevamente escaparon dos horas antes de que una comitiva policial allanara el lugar.
Como no podían salir del país sin ser detectados, los criminales estuvieron varios días en el monte, hasta que fueron acogidos por el fugitivo Clemencio González Giménez, de 57 años de edad, alias “Gringo”, el narco más buscado del país.
“Gringo”, en el marco de una estratégica alianza, dio guarida al PCC en su estancia “Cristo Rey” de la colonia Lorito Picada, a 40 kilómetros del centro de Pedro Juan Caballero.
El establecimiento fue intervenido el martes último cuando los miembros del PCC participaban de una especie de fiesta con siete mujeres, en la piscina de la hacienda. El operativo arrojó 16 detenidos, la mayoría de ellos participantes del asalto a los blindados de la firma Yrendagué SA.
Recuperó su cocaína
“Gringo” González está fugitivo desde el 17 de enero de 2015, cuando personalmente rescató de la sede de la Jefatura de Policía de Amambay, con sede en Pedro Juan Caballero, un cargamento de 252 kilos de cocaína que le habían incautado una semana antes.
Pese a que supuestamente lo buscan, sigue moviéndose libremente por Amambay y se relaja cada fin de semana en su hacienda donde hospedó a los brasileños.