La Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC) indica que Asunción tiene poco más de 514.000 habitantes y que unas 1.800.000 personas residen en las ciudades periféricas. La mayoría salió de la capital debido al alto costo que representa vivir en la principal urbe del país.
El exintendente Arnaldo Samaniego recordaba en sus discursos que su administración buscaba convertir a Asunción en una capital que, en lugar de expulsar a 1.500.000 personas que llegan a diario hasta el centro para desempeñar sus actividades, invite a los ciudadanos. La baja densidad poblacional que tiene el microcentro se debe al alto impuesto que debe pagar el contribuyente por una propiedad en Asunción. La administración saliente no supo solucionar este problema y los ciudadanos siguieron migrando, repoblando localidades periféricas en forma desordenada. No solo poblacional es el déficit. En la ciudad se pueden observar edificios que anteriormente eran comercios y que hoy en día están deshabitados o tienen un cartel de “se alquila” desde hace tiempo.
Aparte de crear incentivos, en Asunción debe cumplirse la Ordenanza 26104/90, “Que establece el reglamento general de construcción”, que, en su artículo 448, indica que “el propietario estará obligado a conservar y mantener una obra o cualquiera de sus partes en perfecto estado de uso, funcionamiento, seguridad, higiene, salubridad y estética”. Esta ordenanza es incumplida por varios propietarios de edificios, especialmente los antiguos, que no son mantenidos como lo ordena la disposición comunal.
Los escasos incentivos y el mal estado en el que se encuentran las propiedades son problemas que hereda la administración de Mario Ferreiro, que deberá buscar la manera de repoblar el centro sin afectar el nivel de recaudación de la Municipalidad.
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En lugar de albergar a familias o a comercios, estas edificaciones se convirtieron en aguantaderos de drogadictos y delincuentes.
El Plan Maestro del Centro Histórico de Asunción (Plan CHA) trazó los delineamientos para que la Comuna y el Gobierno central trabajen en la tarea de convertir a la capital en una ciudad amigable, que se reencuentre con su población.