Diagnosticar el sistema educativo

Para conocer el estado de un sistema no basta analizarlo con pensamiento crítico y pensamiento analítico lineal, hay que examinarlo con pensamiento sistémico. Analizando con pensamiento sistémico, tenemos que reconocer que la educación que estamos ofreciendo y la organización con que la servimos son un desastre. Por algo el Informe Pisa nos clasifica los últimos (junto con Guatemala) en América Latina.

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Los muchos, graves y complejos problemas que tenemos en la educación formal, en todos los niveles, no se diagnostican adecuadamente y, por tanto, no se resuelven ni se pueden resolver con análisis exclusivamente del estado de sus partes. Un sistema no es la suma de partes, sino el conjunto de elementos que componen el todo incluyendo sus relaciones de interdependencia e interinfluencia, todo organizado para un objetivo común. Podrían estar bien todas las partes y no funcionar el sistema porque no son ni suficientes ni adecuadas las relaciones, el flujo entre ellas, y la energía de comunicación entre sí.

El sistema educativo además es un subsistema de otro macrosistema nacional compuesto de subsistemas y si esos subsistemas y su relación entre todos no funcionan, el sistema educativo y los servicios de educación que ofrece, tampoco funcionarán.

Pongamos ejemplos para entender dónde anidan causas radicales del pésimo estado de nuestra educación formal.

Como al Ministro de Relaciones Exteriores se le ocurrió que es más importante abrir embajada en Turquía que mantener nuestra Misión en la Unesco, en Octubre 2018, siendo ya Presidente Mario Abdo y Ministro de Educación Eduardo Petta, se cerró nuestra Misión en la Unesco y con ese presupuesto se financió la embajada en Turquía. El menos-precio de la educación se confirmó con la decisión de sepultar en el sótano de nuestra Embajada en Francia todas las computadoras, archivos y documentos, después de eliminar el local de la Misión. No importó que nuestra Misión fuera miembro de un Consejo Ejecutivo de la Unesco, nuestros funcionarios fueron dispersados y los trabajos se fueron al sótano. Todo esto ha sucedido mientras el Presidente está repitiendo que en este Gobierno la educación es prioridad número uno.

También el sistema político viene destruyendo nuestro sistema educativo. Políticos prepotentes han invadido el sistema educativo usándolo para mantener sus operadores políticos y los pagos prebendarios de favores recibidos. No pocos Coordinadores pedagógicos departamentales, supervisores, directores son operadores políticos de diferentes partidos. A los políticos corruptos les interesa más beneficiarse del sistema educativo destruyéndolo, que servir al país, a los niños, adolescentes y jóvenes y contribuir a mejorar la educación. Los ciudadanos somos estúpidos permitiendo que se les regalen miles de millones a los partidos políticos, mientras no hay dinero para financiar la educación con el mínimo del 7% del PIB, construir verdaderas escuelas sólidas con arquitectura escolar específica completa y equiparlas con laboratorios y mobiliario digno.

Es IMPOSIBLE que funcione la educación si el sistema de Gobierno es tan irresponsable que cambia los ministros de educación cada año y dos meses. Es la media de permanencia de los ministros que han pasado por el MEC en 30 años de democracia.

Está claro que además de los muchos y graves problemas intrínsecos del sistema educativo, nuestra pobrísima cultura educativa y otros sistemas del país se encargan de destruirlo o abandonarlo, como ha hecho el sistema legal, el sistema de justicia y el sistema moral que la corrupción descarada ha instalado en nuestro país.

Con pensamiento sistémico hay mucho más que reflexionar para buscar salida a nuestro estado lamentable en educación. Nuestro país entero como sistema es parte de otros Muchos sistemas naturales, sociales, culturales, científicos, económicos, políticos. Nuestro país no es autónomo y vive en un mundo globalizado donde la educación es capacitar para la vida en la complejidad de ser ciudadanos de un mundo acelerado. Mirando fuera del país (coordenada del espacio) y mirando al futuro (coordenada del tiempo), nuestra educación es cada día más inútil, o cambiamos radical y rápidamente o nuestros niños y jóvenes serán demasiado desgraciados, porque lo que le damos no sirve para el presente, menos aún para el futuro.

La Constitución Nacional dice que “la educación es responsabilidad de la sociedad”. El análisis sistémico lo confirma. Asumamos cada uno nuestra cuota de responsabilidad.

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