La natividad en las antiguas Misiones Jesuíticas

Una de las celebraciones más solemnes en las reducciones jesuíticas era el de la Navidad con la Epifanía del Señor (Reyes Magos). El manuscrito perdido del padre José Sánchez Labrador rescata estas festividades “muy tiernas y devotas” con todo su colorido y hasta algunas anécdotas.

Un ángel en relieve en las ruinas de Trinidad. En la época de las Misiones Jesuíticas las celebraciones de Navidad en esta reducción eran apoteósicas.
Un ángel en relieve en las ruinas de Trinidad. En la época de las Misiones Jesuíticas las celebraciones de Navidad en esta reducción eran apoteósicas.

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En Paraguay Catholico que lleva el extenso subtitulado de Harmonioso Entable de las Missiones de los Indios Guaraníes: Govierno civil, polytico, militar y Christiano de sus poblaciones cuya relación sincera disipa las enormes calumnias divulgadas contra tales Missiones el padre Joseph Sánchez Labrador describe las festividades que se realizaban con gran pomposidad, según la reducción, con la participación de los sacerdotes misioneros y los indígenas y sus familias. La transcripción y rescate de este documento fue realizada en 2020 por el investigador Carlos Vera Abed.

“Describe Sánchez Labrador en forma muy completa cómo eran los Entables, cómo se elegían las autoridades, la distribución del trabajo, los talleres, las órdenes, las divisiones. Incluso, cuenta cómo los indígenas preparaban las guampas de cuernos de tal forma a que llegaban a conseguir una transparencia en el material de la manera en que lo forjaban y lo llamaban kuchahara. Obviamente también se habla muchísimo de las fiestas”, dice Vera Abed.

Las festividades dependían del tipo de Entable o reducción, la cantidad de sacerdotes coadjutores o jefes que estaban al frente de los talleres de la Compañía.

Para la Navidad o nacimiento había tres fiestas principales que coincidían con las tres revelaciones de Jesús: Nacimiento, Bautismo y la fiesta de Canaan, es decir, tres epifanías.

En las reducciones para la “fiesta del nacimiento de Christo” se preparaban los pesebres, ya llamados así y conocido también como la preparación del Belén. Este tenía una forma de gruta adornada con plantas de yerba mate, caña de azúcar y cualquier otra planta que tenían a mano, dependiendo de la reducción y la especialidad a la que se dedicaba.

“Para el Nacimiento, primeramente en el lado de la Epístola, en el Crucero de la Iglesia, levantan un Theatro sobre el cual forman el Pesebre, la cueva y riscos, hermoseado todo con figuras de bulto muy propias y nada ridículas. Todo lo visten de ramas de árboles olorosos, de caña de azúcar y otras cosas de sus sementeras, interpolando variedad de flores y luces”, relata Sánchez Labrador.

La noche de Navidad canta la Música (se refiere a los músicos) los maytines solemnes (Primera de las horas canónicas rezadas antes del amanecer) con asistencia del pueblo, presidiendo en el Coro los misioneros. “El día por las mañanas, acabadas las funciones, canta la Música una letra en su idioma al infante Jesús, y entre tanto llegan todos con notable orden al Pesebre y besan la cuna en que está el Niño y le ofrecen, como los pastores, donecillos de sus sementeras, maíz, batatas, sandías, cañas dulces y así de otras cosas. Por las tardes, al fin del Rosario, hacen lo mismo”.

Todos los donativos se reparten luego los sacristanes, los músicos y los pobres. Esta adoración se realiza durante toda la octava por la mañana y por la tarde. “En algunas doctrinas suelen la víspera hacer una Ópera italiana de las que para este intento compuso el Hermano Domingo Zípoli, uno de los mejores músicos que vio Roma y pasó ya jesuita a la Provincia del Paraguay”.

La fiesta de la Epifanía

La fiesta de la Epifanía o de los Santos Reyes se celebra de una forma tan solemne igual que la Navidad, se lee en Paraguay Catholico.

El pesebre es sacado hacia la parte de adelante de la iglesia y se añaden las estatuas de los reyes magos. Luego de los cantos y rezos llega todo el pueblo con sus ofrendas. También ese día vienen vestidos de gala los cabildantes y oficiales de la milicia. Al mediodía se realiza un gran almuerzo.

Para la ocasión se realizaba la representación de un pesebre viviente, las más de las veces muy real.

Sánchez Labrador cuenta una situación vivida en los primeros tiempos de las misiones: “No omitiré aquí la idea de un misionero que quiso que los neófitos de su doctrina hiciesen al vivo concepto de lo que celebra la Iglesia bajo el nombre de Ephifanía del Señor. El día por la tarde en el pórtico de la Iglesia formaban el Portal de Belén en que se ponían las estatuas de Jesús Niño, María y José. Los reyes eran vivos y toda su comitiva. De unas colinas que estaban cerca y dominando la población salían los magos a caballo; llegaban al Portal de Belén, adoraban y ofrecían sus dones al Niño Jesús. Después, en un lado de la gruta, se hacían los dormidos. En este estado llegaba un tiplecito vestido de Ángel y les hablaba al oído. Despertaban los reyes y volvían por otro camino oculto”.

Un Herodes aterrador

Una vez que se fueran los reyes magos, seguía la representación de lo que conocemos como el día de los Santos Inocentes. “Idos los magos, salían unos soldados de Herodes buscando al Niño recién nacido y no hallándole, uno daba un pregón en que declaraba que la voluntad del rey Herodes era que se muriesen los niños menores de dos años. Echado el bando, desenvainaban los sables y hacían ademán de querer descargar el golpe sobre aquellos infantes que sus madres tenían en los brazos”.

pgomez@abc.com.py

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