¿Cómo habrá sido la población inicial de Asunción y la provincia del Paraguay? ¿Cómo fue evolucionando a través de los siglos hasta nuestros días? Son preguntas a las que buscamos respuestas.
“Es muy probable que en la etapa previa a la conquista española, en la región de los límites antiguos del Paraguay, vivieran unos 500.000 aborígenes de la familia guaraní”, sostiene la historiadora Mary Monte de López Moreira, autora de los libros La gente del XVI Habitantes del Paraguay durante la Conquista y Ocaso del Colonialismo Español en los que se refleja esa sociedad paraguaya desde sus orígenes y aún antes.
En cuanto a los que vivían en todo el continente americano, los estudiosos no se ponen de acuerdo y dan cifras tan altas que hablan de 45 millones de nativos o muy por lo bajo con una estimación de 8.000.000. También hay intermedios que hablan de 15.500.000.
Hay que tener en cuenta que el hábitat en el que vivían los guaraníes era inmenso y se extendía desde el Río de la Plata hasta el mar Caribe y desde el océano Atlántico hasta los Andes donde existían varias parcialidades. Se estima que llegaron al continente hacia el año 1200 de nuestra era.
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En tiempos de la conquista, en la comarca asuncena –dice Mary Monte– se estima que habitaban 100.000 nativos, en la región del Guairá había 160.000, en la región de Tapé 100.000 y en el Chaco 250.000 almas.
De los primeros 57 españoles
Si bien el primer adelantado del Río de la Plata, don Pedro de Mendoza, llegó con más del millar de españoles, los historiadores coinciden que Asunción fue fundada por Juan de Salazar junto con 57 españoles el 15 de agosto de 1537.
El director del Archivo Nacional de Asunción, Vicente Arrúa, explica que tal vez la fundación de la Casa Fuerte no haya requerido labrar acta, pero no así la constitución del Cabildo en 1541, que sí precisaba este requerimiento. Tampoco existía un censo como tal en esa misma época, sino algunos empadronamientos.
Hacia el año 1542 –menciona Mary Monte– iba llegando gente a Asunción y la población iba en aumento. Con Álvar Núñez Cabeza de Vaca llegó un contingente bastante numeroso de 500 personas y un año antes, cuando se había despoblado Buenos Aires, vinieron 360 españoles.
Hacia el año 1570 el geógrafo Juan López de Velasco anotó unos 300 vecinos de españoles, situación de reducción que se debía ya a la sangría de españoles y mestizos que fueron a fundar otras ciudades y que se calculan en 2.900 almas, entre criollos y mestizos. Un dato importante es que Velasco no empadronó a las mujeres, pues dice en los documentos “hay unas cuantas mujeres también”.
En la época colonial, durante el siglo XVII se tiene el famoso empadronamiento realizado por Fray Bartolomé de las Casas y que dio una cifra de 38.666 almas. Este dato del año 1682 se conoce gracias a un estudio que había realizado el historiador Rafael Eladio Velázquez.
Entre el Virreinato y la Independencia
En el siglo XVIII, con la creación del Virreinato del Río de la Plata, España quería saber exactamente hasta donde llegan sus límites con los portugueses por lo que encomienda la labor a los demarcadores de límites que se ocuparon de realizar los padrones. De este modo, se tiene que en el año 1761 se calcula una población total en la Provincia del Paraguay de 39.739 más 13 pueblos de las Misiones que totalizaban 44.329. En aquel entonces todavía no habían sido expulsados los jesuitas y, por tanto, la población total de la provincia sumaba 84.068 habitantes.
En el año 1782, siempre siguiendo los datos de Mary Monte, otro padrón había arrojado 89.178 habitantes y tres años más tarde, en 1785, se tenían 94.245.
En 1792 la cantidad llegó a 97.480 y, en 1799, se habían encontrado 108.070 habitantes. Estos relevamientos corresponden a los trabajos realizados por Félix de Azara y Francisco de Aguirre durante el penúltimo gobierno colonial de don Lázaro de Rivera y que recién se recibieron entre los años 1801 y 1803. No obstante, se constituyen en el último censo del siglo XVIII y, por tanto, de la era colonial.
Estos padrones fueron muy importantes porque daban un aproximado de la población en los tiempos de la independencia. “Un cálculo aproximado, teniendo en cuenta el aumento poblacional de la región en un 10% se calcula que para el año 1811 habría en el Paraguay entre 115.000 y 120.000 habitantes, porque muchos no estaban empadronados”, refiere la investigadora Mary Monte.

Época independiente
En la época de la independencia hay que tener en cuenta que el doctor José Gaspar Rodríguez de Francia no se preocupó de realizar empadronamiento alguno y solamente aparece de nuevo un censo en el año 1843 bajo el gobierno de Carlos A. López que arrojó un resultado de 233.394 habitantes. Sin embargo, no era completo pues faltaron registrar varias localidades. Tampoco se incluyó un número considerable de niños ni mujeres, lo que lleva a presumir que probablemente tampoco se tuvo en cuenta a otro grupo de hombres. De este modo, se podría estimar que la población en ese entonces era de 250.000 habitantes, según refiere Ana Liz Kegler de Galeano en un trabajo que realizó en 1976 y que se publicó en la Revista Paraguay de Sociología.
Pero aquí viene una paradoja, hace notar Mary Monte, y que muchísimos historiadores de gran reputación hablaron del padrón elaborado por el técnico belga Alfredo M Du Graty, quien ofició de cónsul paraguayo y publicó en 1862 el resultado de un censo que supuestamente provenía de un padrón de cinco años atrás (1857) y que arrojó 1.337.439 personas. “Este es el debate que siempre se suscitó sobre la población paraguaya, pues no se encontraron los originales ni nada por el estilo de que pudiese aseverar que esta cantidad de habitantes existía en el Paraguay en esa época. Imposible. Teniendo en cuenta que en 1846 había 250.000 habitantes y después de diez años crecer como loco, es imposible. De ninguna manera sería creíble esa cantidad”, sostiene enfáticamente Mary Monte.

Es probable, estima la historiadora, que Du Graty quiso dar a conocer el Paraguay como un país de renombre al dar esa cantidad de población, pero no se puede sostener que era la gente que vivía aquí en ese entonces.
La historiadora se inclina más hacia los datos que refieren que antes de la Guerra contra la Triple Alianza la población del Paraguay era de aproximadamente 450.000 a 500.000 personas y en 1872 se realizó un censo, que se encontró gracias a la intervención del general Hugo Mendoza, que era director del Museo de Defensa Nacional.
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Thomas Whigham y Barbara Potthast –cita Mary Monte– trabajaron bastante bien sobre estos datos para darnos a conocer los resultados de su investigación que dan cuenta de que la población era de unos 156.351 habitantes en el Paraguay de 1872, aunque este censo tampoco puede tenerse en cuenta con absoluta certeza.
La posguerra y el siglo XX
En 1886 se levantó de nuevo un censo oficial durante el Gobierno de Bernardino Caballero cuando se creó una Oficina de Estadísticas y Censos, que registró la suma de 239.774 personas con una diferencia de desigualdad de sexo de 58,2% que era la población femenina y el resto eran varones 41,8% con una población de 25.000 personas en Asunción. Ya se iba equilibrando más la diferencia de sexos que había al final de la guerra.
Al despedirse el siglo XIX el último censo realizado arrojó 635.571 habitantes.
Dos décadas después, en 1920 se habla de 699.000 personas. En 1924, durante la presidencia de Eligio Ayala tenemos 898.968 personas. Al iniciarse la Guerra del Chaco eran 922.000 personas en el Paraguay.
Durante el gobierno de Higinio Morínigo se crea la Dirección Nacional de Estadísticas y Censos, el 20 de febrero de 1942. Dos años antes aproximadamente había 1.112.000 habitantes y así sucesivamente fueron llegando hacia 1945 a 1.247.000 personas.
Un nuevo censo realizado en 1950 arrojó por resultado 1.328.452 personas. “No te puedo decir si fueron o no abiertos los paraguayos para contestar todas las preguntas, pero es probable que sí. Por eso hay mucha nebulosa en los primeros censos, no porque no hayan contestado, sino porque no fueron censados algunos pueblos o algunas comunidades”, refiere la historiadora.

Los padrones, tesoro del Archivo Nacional
En el Archivo Nacional de Asunción existen varios padrones desde el siglo XVI, desde la llegada de los españoles, realizados para tener un control de la población indígena, como la parda, esclava, afirma su director Vicente Arrúa.
“Casi al final de la colonia, en el siglo XVIII, es que se realizan los censos más claros, precisos y empadronamientos dentro de las reducciones jesuíticas. Hay muchos datos que se van tomando a partir de esos registros porque proveen un conocimiento acabado de la población de la provincia y, luego, la república en tiempos de la independencia”, detalla.
Existen documentos muy bien conservados en el Archivo, pese al paso del tiempo. Anteriormente eran consultados en sala por las investigaciones en físico, sin embargo, ahora la gran mayoría se puede consultar en versiones online. La digitalización también los volvió accesibles a cualquier interesado.
Arrúa menciona que la mayoría de los empadronamientos y censos buscaban determinar, no solo la cantidad de la población, sino también la ocupación a la cual se dedicaban y las migraciones, sea en las reducciones, pueblos de indios, la presencia de extranjeros y fueron muy importantes en cada siglo.
A finales del siglo XVIII se hicieron varios empadronamientos durante los gobiernos de Pedro Melo de Portugal, Lázaro de Rivera en toda la provincia. Un poco antes, también los censos fueron de mucha utilidad tras la expulsión de los jesuitas, pues se trataba de saber qué pasó con las familias, dónde se asentaban, a qué se dedicaban al haber salido de las misiones.
En la época independiente, a tan solo tres años después del fallecimiento del Dr. Francia –que no hizo censos–, Carlos A. López encargó uno para saber básicamente a qué se dedicaba la población para su plan de desarrollo, de apertura y para la contratación de técnicos extranjeros. “Necesitaba saber qué sabía hacer la población. Incluso hay datos muy precisos obtenidos en 1843 por cada barrio, para saber qué hacían los pobladores, a qué actividades se dedicaban y quiénes no tenían oficios. Así tenemos, por ejemplo, que el censo en el barrio de La Catedral arrojó gente dedicada a la platería, tenderos, a las pulperías; había zapateros y sastres, datos que le servirían (a don Carlos A. López) para su plan de apertura”.
En cuanto al controvertido censo de Du Graty que habla de más de 1 millón de habitantes, en 1842, Arrúa precisa que su intención más bien apuntaba a mostrar el país a Europa, con una población numerosa, que sea atrayente y que pueda interesar a los inversores en un proceso de apertura al mundo. “Buscaban que la gente se interese y una población de esa magnitud buscaba atraer a los extranjeros y generaba un gran impacto”, señala.
Hoy por hoy, sin embargo, se plantean cifras más certeras de entre 500.000 y 600.000 personas antes de la guerra.
Sin embargo, el dato que brinda va a tener mayor impacto para estudiar la posguerra, con el desastre demográfico que quedó demostrado.