Proclamas del mariscal, odas al patriotismo

El 1° de marzo es siempre una fecha patriótica en la que se exalta la figura de Francisco Solano López, héroe máximo del Paraguay y uno de los personajes más importantes en la historia americana. Durante las visitas al Palacio de López se reviven sus proclamas.

Busto de bronce del Mariscal Francisco Solano López en la monumental escalera de mármol del Palacio de López.
Busto de bronce del Mariscal Francisco Solano López en la monumental escalera de mármol del Palacio de López.Heber Carballo

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Han pasado 154 años de la muerte del mariscal Francisco Solano López en Cerro Corá. Uno de los mayores símbolos que ha legado para el Paraguay es sin lugar a dudas el actual Palacio de Gobierno.

Paradoja del destino, ni el mariscal ni madame Elisa Alicia Lynch vieron la obra a su terminación. La única vez que ella pudo haberla contemplado aún con los rastros de los bombardeos fue fugazmente en 1875 cuando estuvo por un día en Asunción, nos recuerda el historiador Fabián Chamorro.

La construcción de la monumental obra comenzó en 1865, año en que se desata la guerra, y Francisco Solano López se traslada al frente de operaciones para nunca más volver a Asunción. El edificio concluyó en 1867 en pleno desarrollo de la guerra.

La construcción del Palacio de López comenzó en 1865 y concluyó en 1867. Ni el Mariscal, ni Elisa Alicia Lynch vieron la obra terminada.
La construcción del Palacio de López comenzó en 1865 y concluyó en 1867. Ni el Mariscal, ni Elisa Alicia Lynch vieron la obra terminada.

Francisco Solano López tuvo una meteórica carrera antes de caer en Cerro Corá a los 44 años. El mayor DCEM Édgar Ramírez, director de Relaciones Públicas del Gabinete Militar, destaca que el mariscal Francisco Solano López, héroe máximo de nuestra nacionalidad, a los 16 años era uno de los hombres más acaudalados de la República por la herencia recibida de su padrino don Lázaro Roxas Aranda. “A los 17 años ya se había incorporado al ejército del Paraguay con el grado de capitán y nada menos que con un cargo como primer comandante de la Escolta Presidencial por su gran desempeño, gran madurez, gran talento. Es ascendido inmediatamente por el gobierno a coronel de los Ejércitos del Paraguay aun con esos 17 años, y a los 18 es ascendido a general brigadier de los Ejércitos del Paraguay”, destaca.

La grandeza de un paraguayo

El uniformado resalta la grandeza de un paraguayo llegado a la mayoría de edad en la figura de Francisco Solano López. A esa edad, el general brigadier nos ilustra y trae a colación la grandeza de la República del Paraguay y resume la grandeza de sus hombres para aquel entonces. “En 1845, el Paraguay era la primera potencia militar de la región, primera potencia económica e industrial. Imagínense que el país contaba con el primer ferrocarril de la región, primer telégrafo, primera imprenta, primera fundición de hierro, la primera potencia”.

Mayor Édgar Ramírez y el cuadro del Mariscal Francisco Solano López de Guillermo Da Ré, c. 1900.
Mayor Édgar Ramírez y el cuadro del Mariscal Francisco Solano López de Guillermo Da Ré, c. 1900.

Alude a un hecho histórico que testimonia que “éramos la primera potencia en la región” y pone como ejemplo que “ante la crisis interna de la República Argentina: Buenos Aires - Corrientes ¿a quién le solicitan o le piden auxilio para restablecer el orden? A la primera potencia de la región, a la primera potencia militar, a la República del Paraguay. ¿Y qué hace don Carlos Antonio López, ante tal pedido: firman acuerdos de auxilio y le nombra nada más y nada menos que como comandante de Auxilio, de Intervención al general de brigadier, su primogénito hijo Francisco Solano López”.

Sigue detallando que FSL con el objetivo de cumplir la misión se desplaza a la Villa del Pilar donde le esperaban 5.000 hombres en formación. “Pasa revista saludando a la tropa formada en su honor. Posteriormente, saluda a las tropas. Y con sus 18 años se le extiende el pabellón nacional recientemente instaurado por decreto presidencial y allí pronuncia el solemne e inmortal juramento que hoy día lo seguimos haciendo al incorporarnos a las Fuerzas Armadas”.

Varios objetos expuestos en el Palacio, entre ellos el poncho de sesenta listas del Mariscal, devuelto por la argentina Amelia Morón de Iribarne en 1970.
Varios objetos expuestos en el Palacio, entre ellos el poncho de sesenta listas del Mariscal, devuelto por la argentina Amelia Morón de Iribarne en 1970.

El mayor Édgar Ramírez repite lo que reza aquel juramento hecho con las manos sobre el pabellón nacional: “Jamás caerá de mis manos esta insignia sagrada de mi patria”. Posterior a este acto solemne, FSL hace gala de la grandeza de ciudadano paraguayo con gran capacidad y pronuncia la primera proclama como general brigadier a sus tropas antes de ir a intervenir: “República o muerte, viva la República del Paraguay. Defendámosla hasta perder la última gota de sangre que corre por mis venas, antes que ver a mi patria humillada. Viva el Paraguay”.

La misión del general brigadier Francisco Solano López, de tan solo 18 años resultó exitosa, apunta Ramírez con gran admiración hacia el mariscal.

En vísperas de su caída

Teniendo siempre como escenario el Palacio Presidencial, el mayor Édgar Ramírez en su relato salta a marzo de 1870, en Cerro Corá, destacando que Francisco Solano López estuvo cinco años en combate “sin pedir permiso, sin dar parte de enfermo, sin pedir vacaciones”.

Bala de cañón hallada en el Palacio durante las obras de restauración.
Bala de cañón hallada en el Palacio durante las obras de restauración.

En esas condiciones “llega el último de los ejércitos del Paraguay en Cerro Corá, compuesto por 400 hombres, pero esos hombres eran ancianos, mujeres y niños. El mariscal, antes de su última batalla hace su última proclama: “Si el último de mis ejércitos me ha seguido hasta este final momento, es porque sabía que yo, su jefe, sucumbiría, con el último de ellos. No es vencedor el que queda con vida en el campo de batalla, sino el que muere por una causa bella y justa. Viva el Paraguay”.

Después de estas expresiones al mariscal le esperaba el amanecer del 1 de marzo de 1870 para su último combate rodeado por las tropas brasileras, increpándole rendición, lanzas, sables y fusiles: “¡Ríndase, mariscal”! “Con su mirada tenue siempre elevando al frente, sin bajar ni por un segundo la cabeza, herido de guerra, herido en combate, no vacila ni un segundo para exclamar, sable en mano, frente al enemigo, su último suspiro con la famosa frase: ‘Muero por mi patria’. Y es así que después es elevado fuera de la ley de Dios y de los hombres, como héroe máximo de nuestra nación”.

La valentía de Panchito

El mayor Ramírez destaca que prácticamente al mismo momento de la escena en la que intimaban rendición al mariscal, en otra parte, en el teatro de operaciones, “un coronel paraguayo estaba siendo acorralado de la misma manera: ‘¡Ríndase, coronel! Pero ¿qué responde este coronel? En su último suspiro, de frente ante el enemigo, exclama lo siguiente: ‘Un coronel paraguayo jamás se rinde’”.

Escultura de león en mármol en el Palacio.
Escultura de león en mármol en el Palacio.

Entonces, antes de dejar su existencia el hijo de Francisco Solano López, el Cnel. Panchito López hizo esa exclamación inmolándose en defensa de la patria.

Insiste en que este hecho tiene gran significación para la historia del Paraguay. “El heroísmo del joven Cnel. Panchito López ante la intimación de rendición y decidir inmolarse por la patria antes que verla humillada es una de las demostraciones más grandes de amor a la patria”.

Cincuenta años después

Tan solo cincuenta años después de aquel episodio también se dio otra muestra de patriotismo, esta vez de parte del mariscal José Félix Estigarribia, glorioso conductor del ejército paraguayo durante la contienda del Chaco. “Imagínese que en 1870 la raza paraguaya casi extinta, con hombres harapientos, hambrientos, apenas 50 años después estábamos siendo invadidos por un ejército cinco veces superior, equipado con tecnología de punta, comandado nada más y nada menos que por generales alemanes con experiencia en la Primera Guerra Mundial. Y nosotros sin armas, sin formación... cómo hizo este genio militar, genio estratega para llevarnos a una victoria contundente. Y gracias a este genio militar hoy el Chaco paraguayo sigue siendo paraguayo”, expresa en el Salón de los Mariscales, precisamente así bautizado en honor a los dos grandes héroes del Paraguay.

Pasando revista

El Mariscal pasando revista a su ejército en Curupayty. Óleo de Guillermo Da Re, c. 1900.
El Mariscal pasando revista a su ejército en Curupayty. Óleo de Guillermo Da Re, c. 1900.

Uno de los cuadros del Salón de los Mariscales es el de Guillermo Da Re que representa al Mcal. Francisco Solano López sobre su blanco corcel pasando revista a las trincheras inexpugnables de Curupayty, donde las tropas aliadas en un número cuatro veces superior viene a sucumbir casi por completo. La derrota más catastrófica de los aliados durante toda la guerra.

El jinete recuperado

Otro óleo del Mariscal donado por el gobierno de Cuba en 2011. Estaba en una institución oficial del país caribeño con el rótulo de héroe cubano.
Otro óleo del Mariscal donado por el gobierno de Cuba en 2011. Estaba en una institución oficial del país caribeño con el rótulo de héroe cubano.

Otro cuadro de la planta Alta del Palacio de López presenta una escena similar. Fue descubierta de casualidad cuando una comitiva oficial se hallaba de misión a la República de Cuba. Durante una visita guiada los anfitriones presentan al cuadro como un héroe cubano, pero para sorpresa de los paraguayos visitantes era el mariscal.

“A partir de ese evento empieza el proceso diplomático para justificar que era nuestro mariscal y fue donado en el 2011 a la República del Paraguay”, menciona el mayor Édgar Ramírez.

pgomez@abc.com.py

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