Asimismo, hemos demostrado últimamente, con bastante precisión, las cifras monumentales de nuestras pérdidas por la comercialización de nuestros excedentes de 50 Hertz (Ver cuadros). Estos guarismos, acompañados de los “récords” históricos, fueron extraídos de las memorias y los balances de la ANDE e Itaipú; o sea, son números que nos impiden mentir. Dicho esto, vayamos a nuestra antigua pero renovada ponencia.
Anexo A

El Tratado de Itaipú está en deuda con uno de sus socios, el más pobre. Por ejemplo, en el Anexo A se contempló el estatuto de administración de la entidad. Aunque en su preámbulo y en el Acta del 66, su mentor diplomático, se habla reiteradas veces de igualdad, de equidad, de precio justo y de división en partes iguales del principal producto, la energía, todos sabemos que nunca ha sido así.
Por ejemplo, el reparto de las direcciones ejecutivas siempre ha sido favorable al Brasil, las de financiera y técnica, dejándonos las secundarias, de coordinación y administrativas. El viejo truco de crear un organigrama en el que la aparente igualdad enmascara lo más importante, la energía producida y los costos del proyecto.
En este sentido hemos ensayado dos ecuaciones matemáticas: “La ecuación de la Equidad” (2002) y la de la “Teoría de las consecuencias” (2020).
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Ambas tratan de modelar las pérdidas económicas y sociales de nuestro negocio bilateral. La última, además de poseer una ecuación, analiza las pérdidas con proyección geométrica en el tiempo. Es decir, el costo de un hospital, una escuela, una ruta, una línea de 500 KV, etc., no construidas en su tiempo. Las pérdidas tienden al infinito.
Anexo B
En el Anexo B, la deuda es totalmente alevosa, se omitieron grandes obras complementarias como la exclusa de navegación, vital para un país mediterráneo, y las obras electromecánicas, cuya ausencia impidió nuestro desarrollo desde el año 1984.
Por supuesto que a los analistas y defensores de la margen izquierda, a los cuales en este espacio y hace casi dos décadas los denominé “ingenieros de 60 Hertz”, nunca les gustó.
Esa ironía no me granjeó muchos amigos, especialmente en el ámbito político. Pero no estamos solos; cada vez somos más los que anhelamos soberanía energética y negocios rentables en Itaipú y Yacyretá.
Un ejemplo que engloba una deuda social y estratégica al mismo tiempo y que anida en la dirección técnica ejecutiva, es la subestación margen derecha, SEMD.
Nuestro principal parque de maniobras de la energía de 50 Hertz en el país sigue estando, 52 años después, dentro del predio de la “binacionalidad”. Estado donde el director técnico ejecutivo es brasileño, donde los trabajadores ganan más que los presidentes y no pueden entrar ni las contralorías de ambos países. Donde un árbol de Navidad cuesta 800 mil dólares y se adquieren pupitres chinos a precios monumentales.
En cuanto a la exclusa de navegación; de los tres proyectos existentes, ninguna pasaba de US$ 1.500 millones hace unos años. Tal vez con la macroeconomía positiva, con el crecimiento de 6% anual y la inflación moderada, el precio también ya sea macro.
Recuerdo que, durante los gobiernos de Fernando Lugo y Federico Franco habían hecho tres modelos de funcionamiento, considerando el flujo de carga, el costo de los fletes y la previsión de la exportación agrícola de las cuencas más ricas del Brasil y el Paraguay. Todos esos modelos fueron altamente ventajosos.
Hasta hoy, con tres gobiernos colorados ni se ha pensado en dicha deuda social, imperativa en el Tratado de Itaipú. Pacta sun servanda, deberíamos gritar a los cuatro vientos.
Por otra parte, habíamos dicho que estos comentarios pasarían a ser anécdotas cuando la producción energética sea inferior a la demanda, inclusive la vegetativa. Muchos dicen grotescamente: “menos mal usamos de a poco” nuestra energía en las binacionales.
Es lo mismo que expresemos: “Si comemos poco, habrá comida para rato”. No importan la desnutrición, las enfermedades, la pobreza y el subdesarrollo.
Les dejo una paráfrasis
Aprovechando estas fiestas de fin de año, les dejo como anhelo espiritual una paráfrasis del patriarca Josué: “Y si os parece mal servir al Eterno, elegid hoy a quien habéis de servir, ya sea a los dioses que vuestros padres, los barones de Itaipú, adoraban al otro lado del río Paraná, los dioses: dinero, poder, soberbia, porque yo y mi casa serviremos al Eterno”.
(*) Ing. Agrónomo, Electricista y Lic en Teología. Msc en Planificación y cursante en lenguas semíticas Universidad Hebrea de Jerusalén. Ex Superintendente de Energías Renovables de IB.
